“Ellas”, una mirada a la intimidad que nunca está exenta de mentiras

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Una periodista, Anne (Juliette Binoche), se propone contar la historia de dos jóvenes prostitutas. Pero las historias no son sencillas y narrarlas puede ser más complicado de lo que parece en primera instancia. “Ellas”, película de Malgorzata Szumowska, nos presenta este drama del que difícilmente se sale sin sentirse algo incómodo, casi como señalado. Y es que el juego está en la apariencia: ¿es realmente la prostitución el eje del film?

¿Dónde se esconde la verdad? El silencio está siempre poblado por las voces de nuestros pensamientos, por todo el ruido que acontece cuando la mirada se pierde en el infinito. Pero, ¿estará ahí la verdad, nuestra verdad? La intimidad parece ser el rincón ideal para el encuentro con el aroma propio, con aquello que nosotros y sólo nosotros distinguimos, con lo que colorea nuestro mundo. Pero la mentira es implacable y es capaz de colarse hasta ese momento de máxima privacidad haciendo de todo una puesta en escena: la sonrisa que esconde el pensamiento, el pensamiento que se disfraza en una broma, la broma que deviene tristeza en la mirada.

La directora polaca, Malgorzata Szumowska, nos trae en su más reciente trabajo esta exploración de la intimidad y de lo frágil que puede ser esta cuerda sobre la que andamos; siempre confiados de que debajo hay una red de seguridad llamada verdad. Y en la palabra intimidad resuena su inseparable compañera: la sexualidad. ¿Qué rincón más íntimo y propio que el de la alcoba en donde el deseo se libera? ¡Fantástico baúl de los secretos este de la habitación en cuyas paredes quedan inscritos nuestros gritos y susurros! Es por esto que la película “Ellas” no resulta fácil de ver y de soportar sin removerse un poco en el asiento.

Una excelente pareja de trabajo

El peso del film recae en los hombros de la extraordinaria Juliette Binoche que encarna a Anne, una periodista que tiene entre sus manos un artículo ante el que no logra la indiferencia. El oficio más antiguo de la humanidad, la prostitución, es ejercido por dos jóvenes, Charlotte (Anaïs Demoustier) y Alicja (Joanna Kulig), y es Anne quien tiene la tarea de contar su historia, cosa que resulta menos sencillo de lo que parece. La periodista le pregunta a la chica: “¿qué es lo más difícil?” Y la respuesta rompe la barrera de la periodista, y de la pantalla misma, para taladrar en la conciencia de todos: “Mentir, tener que mentir todo el tiempo”.

No es la desnudez, no es la humillación de algunas de las prácticas, no es la edad de los clientes, no. La mentira es el centro del problema y es, curiosamente, un dilema moral que toca (nos toca) dimensiones más allá de la sexualidad desenfrenada que nos muestra la cámara. Y ya que hablamos de ésta, la experiencia en documentales de la directora reluce en un extraordinario manejo de la misma, sobre todo en interiores y en momentos de mucha tensión que se mantienen sin cortes. Además de que aquí sale a relucir un encuentro interesante: documentales, periodismo y mentira. ¿Qué debe contar Anne en su artículo después de las fuertes historias emanadas de bocas que bien podrían ser hijas suyas?

Una escena que lo dice todo del personaje

Tenemos, entonces, el problema de la objetividad del que cuenta, del que narra. La cámara hace lo suyo como acompañante de la crónica en la que nos guía la excelente interpretación de Binoche, pero dejando las preguntas abiertas: ¿dónde está la verdad?, ¿cuál es su espacio? Y, sobre todo, ¿podemos soportarla? Por lo pronto he de advertir que no se trata de una película sencilla de digerir. La periodista lanza ácidas preguntas casi de frente al espectador, y luego éste asiste a la lenta transformación de la actitud estoica en desesperación. Todo producto del inevitable encuentro de las historias de las chicas con la propia historia, la que también es íntima. Y es que, al final, se habla de un tema del que nadie escapa. La prostitución es el arte de la mentira, pero decir esto es entrar en una zona de lo humano en donde las preguntas no dejan de brotar e incomodar. No es el desnudo lo que vale, no, es la mentira. ¿Tenéis estómago para soportarla?

Juliette Binoche protagoniza el film

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