Siete trucos para no acabar resultando molestos en las redes sociales

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Hoy no vamos a hablar de cómo lograr seguidores en redes sociales, porque muchos no consideramos que estos servicios se traten de una competición por captar público y atención, sino una forma de relacionarnos con distintas personas y compartir nuestras experiencias u opiniones. Sin embargo, tanto en Twitter como en Facebook debemos cuidar una serie de normas si no queremos acabar incomodando a otras personas. La mayoría resultan puro sentido común, pero muchas veces son incumplidas, por lo que hemos elaborado una breve lista de las molestias más frecuentes, para evitar que caigas en esos errores habituales:

Moderas tus publicaciones: tienes muchas cosas que decir, y en Internet hay muchas curiosidades que aportar. Pero, si publicas cincuenta entradas o tweets a día, a muchos les vas a aburrir. Si, aún encima, te conectas sólo una vez cada 24 horas y concentras toda tu actividad en ese momento, el problema se volverá mucho peor.

Cuidado con los contenidos virales: ¿seguro que quieres compartir ese vídeo que todo el mundo ya ha visto? Por otro lado, mandar cadenas solidarias, bulos sin confirmar o peticiones de adopciones de animales representa el camino más rápido para ser borrado.

Piensa en tus seguidores: está bien que hables de lo que te gusta, pero no debes abusar de temas que sabes que a tus amigos no les interesan. Por otro lado, has de tener cuidado con que la lengua que usas sea generalmente comprendida.

Responde menciones y comentarios: aunque uses las redes como plataforma publicitaria de cualquier proyecto personal, no podemos dejar de lado la cortesía. Cada vez que no respondes a una mención o un comentario, molestas a alguien al que le interesabas y das mala imagen.

Cuidado con los temas polémicos: es perfectamente razonable hablar de política, religión y otros temas “delicados” en las redes sociales, pero seguro que eso provocara discusiones, y que alguna gente no quiera volver a leerte. Es un precio a pagar, en mi opinión, razonable, pero del que debemos encontrarnos prevenidos.

Comparte de forma selectiva: en Facebook puedes elegir en qué grupo publicar, o hacerlo en un muro personal. En Twitter puedes mencionar. A veces no hay que conseguir que mucha gente lea lo que escribimos, sólo aquella que de verdad creemos que va a encontrar relevante nuestro aporte.

Piensa en lo que tú haces: la regla de oro de la convivencia, “no hagas a los otros lo que no quieras que te hagan a ti”. Cada vez que dejas de seguir a una persona, piensa cuál es el motivo, y reflexiona sobre si no se te podría aplicar a ti también.

Como ves, los consejos resultan muy sencillos, pero no siempre los observamos con el cuidado que deberíamos. No sólo se trata de ganar seguidores en las redes sociales, sino que las personas que nos leen nos “disfruten” en vez de “sufrirnos”. Al final, todo se reduce a un poco de educación y consideración.

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