Ventajas e inconvenientes del teletrabajo, ¿sueño hecho realidad o más bien pesadilla?

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Mujer en una oficina

Lo cierto es que la idea de trabajar desde casa suena muy bien. Olvidarse de los atascos para llegar al centro, del bullicio de la oficina, de aguantar al jefe a nuestro alrededor… Está claro que trabajar en nuestro hogar puede parecer una bendición, sobre todo si sigues nuestros trucos para mejorar tu productividad. Pero la verdad es que este sistema implica ventajas y desventajas importantes, que vale la pena conocer y valorar.

De hecho, hace tiempo leímos un estudio que demostraba cómo los jefes nos evaluaban por detalles como la hora de entrada sin considerar la duración de la jornada ni el trabajo llevado a cabo, así que a muchos les encantará dejar de lado el complicado mundo de la oficina. Si estás pensando en dar el salto, atención a este artículo con una serie de detalles a considerar.

¿Quién puede trabajar desde casa?

Normalmente, los trabajos que se pueden llevar a cabo en casa son los propios de una oficina, en los que el ordenador se convierte en nuestra herramienta principal, e Internet en la forma de comunicarnos. Algunos de lo más comunes son administrativo, teleoperador, traductor, profesor de idiomas por medio de videollamada… y escribir en un blog, sin ir más lejos. Eso sí, en general este tipo de puestos no suelen estar muy bien pagados, pero depende mucho de cada caso, porque algunas grandes empresas tienen planes de teletrabajo.

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También desde casa podemos realizar pequeñas tareas como manualidades u otros procesos repetitivos, pero en general nos pagarán incluso menos. Si vemos un anuncio del tipo “Gana dinero por Internet” debemos desconfiar, e investigar qué nos está ofreciendo. Es probable que se trate de una estafa, ya que tal y como está el mercado laboral a día de hoy no es normal una oferta en la que no nos exijan experiencia o formación.

Ventajas importantes…

En principio la idea de poder ganar dinero sin salir de nuestro hogar resulta muy atractiva, y no podemos negar que tiene aspectos positivos a considerar. Aquí presentamos los cuatro factores de más peso a la hora de apostar por el teletrabajo:

Ahorro de tiempo y dinero: la calidad de vida tiene mucho que ver con la cantidad de tiempo libre que nos queda tras la jornada laboral. Obviamente, si tenemos que coger autobuses, cercanías o metro para llegar al trabajo, podemos fácilmente sumar una hora de ida y otra de vuelta al tiempo que dedicamos a nuestra empresa. Y el transporte tampoco resulta especialmente barato. Trabajando en casa, nuestro trayecto a la oficina durará 30 segundos.

Comodidad: si has formado parte de una de esas ridículas compañías en las que hay que ir de traje, seguro que te atrae la idea de trabajar en pijama. No sólo es más confortable, sino que ahorrarás bastante en ropa. Y mientras estás delante del ordenador escucharás tu música favorita, con un buen café al lado (nada de café de máquina de vending) y en una silla ergonómica escogida por ti. La diferencia puede ser brutal.

Posibilidad de hacer varias tareas: es importante mantenerte concentrado mientras trabajas o tu productividad bajará estrepitosamente, pero nada te impedirá poner la comida al fuego cuando llegue la hora o bajar al supermercado a por un refresco. Además, los descansos los pasarás haciendo las cosas que te gustan, ya sea tirado en tu sofá favorito o pegándote una refrescante ducha.

Jornada flexible: resulta clave tener horarios definidos y cumplirlos, pero si estás en tu casa te puedes organizar mejor. ¿Por qué trabajar de 9:00 a 13:00 y de 16:00 a 20:00 cuando a ti lo que te apetece es de 10:30 a 14:30 y de 20:00 a 00:00? Si tus tareas lo permiten puedes hacerte tu propia planificación aprovechando, por ejemplo, las horas en las que sabes que rindes más.

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…y graves inconvenientes

Trabajar desde casa también tiene su lado oscuro, y muchas veces no lo descubrimos hasta que ya es demasiado tarde. Para que estés prevenido de lo que te vas a encontrar, te dejamos los cuatro problemas más importantes:

Costes asociados: si no negociamos bien nuestras condiciones, podemos acabar asumiendo gastos que no tendríamos si trabajásemos en una oficina. Por ejemplo, consumiendo más electricidad en nuestro hogar, contratando una acceso a Internet más caro del que necesitamos para temas personales, renovando nosotros el ordenador llegado el momento… Son detalles importantes que hemos de vigilar.

Pérdida de concentración: sí, levantarse de vez en cuando a realizar una pequeña tarea doméstica no representa un problema, pero el riesgo de distracciones es enorme. Mirar el Facebook, recibir visitas, vigilar a los niños… Si no nos centramos en nuestro trabajo, al final lo acabaremos haciendo mucho peor que en una oficina, y tardaremos más tiempo. Así que en este aspecto la organización resulta clave.

Síndrome del ermitaño: en una empresa siempre tratamos con otras personas, aunque no haya mucha confianza, y además hacemos contactos profesionales. Estar 8 horas al día solo puede resultar un poco triste, y si el proyecto es nuestro y le dedicamos más horas acabaremos por sentirnos aislados socialmente. Así que veo importante planificar qué rato vamos a salir de casa cada día (para hacer deporte, por ejemplo) y cuándo dedicaremos tiempo a la familia y los amigos.

Jornadas de 24 horas: ya sea por abuso del jefe o exceso de responsabilidad propia, a veces el teletrabajador acaba por implicarse demasiado. Hay que tener claro que la jornada dura lo que dura, y que no puedes estar trabajando todo el día… ¡si te aburres, ponte a ver la tele! Y, desde luego, tampoco debemos estar disponibles siempre, hay que dejar claro que a veces no podrás atender ni siquiera las urgencias.

muchas horas de trabajo

¿Vale la pena el teletrabajo?

Depende por completo de si eres capaz de adaptarte a él, y del resto de condiciones del puesto. Es decir, podemos considerar que trabajar desde casa representa un punto a favor de una oferta laboral, pero hemos de valorar este factor junto al salario, horario, realización personal, posibilidades de ascenso… No debemos dejar que nos paguen menos por hacer el trabajo en casa, porque seguramente el empresario ya ahorra costes con esta política, como alquiler, suministros y mantenimiento de los locales.

La verdad, creo que vale la pena probar la experiencia de trabajar desde casa. Es probable que te acabe convenciendo y, si no es así, la verdad es que los puestos convencionales resultan mucho más comunes. Así que no te puedo recomendar trabajar desde casa con total convencimiento, porque ya hemos visto que implica ventajas y desventajas, pero sí que le des una oportunidad a esta forma de conciliar la vida laboral y la personal.

¿Qué opinas tú de este tema? ¿Te gustaría cambiar la oficina por el cuarto del ordenador de tu casa, o prefieres mantener separado tu tiempo libre de la jornada de trabajo?

Archivado en Mundo laboral, Trabajo
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