Las botellas de plástico que traen la luz allí donde la electricidad no llega

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Encender una lámpara resulta tan superfluo en nuestra sociedad que en ocasiones no somos conscientes de lo afortunados que llegamos a ser por disponer de electricidad siempre que queremos. Sin embargo, y por desgracia, esto no ocurre en todas la regiones del mundo. Cuando se va el sol, lo único que queda es la más absoluta oscuridad.

Las botellas de plástico que traen la luz allí donde la electricidad no llega

Para llevar la luz allí donde la electricidad no llega, la ONG Liter of Light ha diseñado lámparas fabricadas a partir de botellas de plástico reutilizadas. Así, las poblaciones donde la electricidad nunca ha existido o aquellas que han sufrido una catástrofe natural dispondrán al menos de un sistema básico para poder iluminarse por la noche.

Según datos de la UNESCO, 1,5 millones de personas no disponen de electricidad o se iluminan de forma precaria con velas o lámparas de queroseno, cuyos gases resultan tóxicos. Muchas de estas personas se encuentran aisladas en pequeñas poblaciones alejadas de las líneas eléctricas.

La falta de iluminación afecta principalmente a tres aspectos: seguridad, salud y educación. De esta forma, esta ONG con un proyecto con su mismo nombre pretende acabar con estas problemáticas.

Las botellas de plástico que traen la luz allí donde la electricidad no llega

¿Cuál es su funcionamiento?

Las botellas de plástico se rellenan con agua y blanqueador, este último para evitar que aparezcan algas. Estos dispositivos se colocan en los tejados de las casas (en un agujero entre el tejado y la casa) para que reflejen la luz solar.

Liter of Light también enseña a los lugareños a manipular pequeñas instalaciones solares con las que alimentar las farolas de las calles. Cabe destacar que esta ONG no da las piezas a las comunidades, sino que les enseña a ser emprendedoras mediante cursos de formación (cómo construir las lámparas solares) y recibe un rembolso a cambio.

Según datos de la ONG, ya hay más de 650.000 de estas lámparas en más de 20 países diferentes.

¿Y su precio?

Una botella rellena de agua y blanqueador cuesta alrededor de 1,75 euros, en comparación de una de queroseno que vale 4,60. Por otra parte, las lámparas de calle cuestan sobre 22-27,5 euros, muy alejado de los 915 de un sistema fotovoltaico clásico.

Los resultados son claros: los niños pueden estudiar cuando cae el sol y la criminalidad se ha reducido en un 70% en los campos de refugiados.

FUENTE: Les bouteilles en plastique de Liter of Light apportent la lumière dans les villages isolés des pays du Sud

Una buena idea para aprovechar mejor lo que nos ofrece este planeta. ¿Y tú que opinas?

Archivado en Electricidad, Luz, Solidaridad
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