Ya os había explicado mi visión sobre que copiar es bueno si una compañía se inspira en los avances de otra para crear un producto mejor. En ese momento era Apple la que tomaba ideas de sus competidores para integrarlas en iOS 5, lo cual me parecía una estrategia completamente acertada. Pero hoy toca censurar a los de Cupertino por las consecuencias que está teniendo la decisión de emprender una cruzada judicial para defender su “propiedad intelectual”.
Las acusaciones de plagio ya le han costado a Samsung quebraderos de cabeza como la paralización de la venta de sus dispositivos, y Motorola también está en el punto de mira por el Xoom. Por no hablar del frente abierto contra HTC hace tiempo. Las preguntas que se nos plantean son si las pretensiones de la marca de la manzana resultan legítimas, y si realmente los otros fabricantes se han aprovechado de su trabajo.
Tengo una opinión clara al respecto: cuando una multinacional es líder del mercado y disfruta de una enorme reputación (además de lograr pingües beneficios), parece normal y comprensible que toda la industria la mire con lupa e imite sus movimientos, con la esperanza de repetir su éxito. Esto no es positivo sólo para las empresas que siguen sus pasos, sino que toda la sociedad se verá en último término favorecida por que unas ideas que funcionan se popularicen.
Por desgracia, distintos lobbys han ido creando un verdadero infierno legislativo alrededor del copyright y las patentes, y han provocado que la propiedad intelectual haya perdido el sentido con el que fue concebida. Lejano queda ya el tiempo en el que el objetivo era incentivar la innovación y la creatividad, ahora la única utilidad de estas leyes es que las corporaciones obtengan las mayores ganancias posibles. Y, como en el caso que nos ocupa, no dudan en usar lo que han registrado como un arma para atacar a sus competidores. Aquello que debería servir para ayudar a que surjan nuevos productos está causando que quienes quieren basarse en un concepto ajeno para mejorarlo sean llevados a los tribunales. Podemos concluir que Apple está utilizando las herramientas legales de las que dispone de una forma muy discutible y que, si el resto de las compañías toman su ejemplo y comienzan a poner demandas tal y como hacen ellos, todo el sector se va a ver perjudicado. Ya vivimos demasiados conflictos judiciales sin sentido en el mundo tecnológico como para que la marca de la manzana los ponga aun más de de moda. Al final, los que pagan estos costosos litigios son los consumidores, en el precio final de los gadgets. Así que debemos exigir que impere el sentido común, y que esta absurda guerra acabe lo antes posible.