Sucede algo muy curioso con El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde: en líneas generales prácticamente todo el mundo conoce la historia pero muy pocos han leído el libro.
En esta novela corta (de menos de cien páginas de extensión) Robert Louis Stevenson se muestra como el gran contador de historias que era: un narrador superdotado capaz de estremecer en un párrafo y conmover en el siguiente. Un auténtico contador de historias.
La novela ahonda en la ya conocida relación entre el doctor Jekyll, un respetado miembro de la alta sociedad inglesa de finales del siglo XIX y el abyecto señor Hyde, un ser abominable todo maldad y egoísmo.
Esta interpretación occidental del ying y el yang sirvió para coronar a Stevenson como uno de los mejores narradores de su época demostrando al público y a sí mismo que tenía capacidad para escribir buenas historias más allá de novelas de piratas.
Todo el libro gira en torno a la dualidad del ser humano y los grilletes que la sociedad impone sobre los instintos más básicos. Unos grilletes que obligan a muchos de sus miembros a actuar en la clandestinidad para dar cabida a sus instintos más bajos. Dentro de esa alta sociedad llena de buenos modales existen miembros atormentados por no poder hacer aquello que realmente desean, personas altamente respetables que esconden en su interior un abismo de angustias y miedos así como las más retorcidas perversiones que se puedan imaginar.
Desconozco si Stevenson era consciente durante su escritura que esta obra alcanzaría el carácter de universal y traspasaría fronteras y épocas, pero lo cierto es que desde su primera publicación en 1886 muchas han sido las adaptaciones de esta obra bien en teatro, cine e, incluso, cómic, generando un conocimiento tal de los personajes y su idiosincrasia que forman ya parte de la cultura popular.
Una historia magnífica de un narrador sobresaliente. No dejéis pasar el placer de dedicarle un par de horas de lectura, la recordaréis toda la vida.