La Crisis Económica Mundial y los “Remakes HD”

La moda HD (High Definition) no conoce fronteras. Si hasta hace bien poco estas siglas no significaban demasiado para los neófitos en tecnología, hoy día la situación es bien diferente. Quién más y quién menos tienen un televisor de alta definición en casa (ya sea HD Ready o Full HD), y cualquier aparato que lleve una serigrafía con alguna de estas siglas en su carcasa tiene el éxito casi asegurado. Ni que decir tiene que la mayor parte de los emisores de contenido han comenzado a adaptar sus infraestructuras y programación para, aprovechando las características que brindan estos sistemas de televisión, ofrecer una mayor calidad en sus transmisiones.

Los videojuegos, como es evidente, no se han quedado atrás a la hora de asimilar y exprimir esta nueva tecnología. De hecho, las videconsolas de la generación actual (la denominada, por la prensa especializada, Next Gen) serán recordadas por ser las primeras en brindar al usuario una experiencia de juego en alta definición. Incluso me atrevería a decir que la industria del videojuego ha sido una de las grandes impulsoras de estos nuevos estándares de televisión, aportando su granito de arena para su popularización.

Hasta aquí todo parece maravilloso: imágenes en movimiento más nítidas, con mayor profundidad, detalle y brillo. Sin embargo, todo no podía ser perfecto. Como sabréis gracias a las serie RetroJuegos, soy un gran amante de los sistemas antiguos de entretenimiento electrónico. Pues resulta que dichos sistemas, al estar pensados para una definición de pantalla mucho menor a la proporcionada por los aparatos actuales de televisión, se ven de pena en los nuevos televisores. Existen algunas opciones para intentar adecuar la señal de vídeo a pantallas de alta definición, pero no son del todo efectivas. La única alternativa real para visionar, con la misma calidad que antaño, las consolas de generaciones anteriores es conservar una “televisión culona” para estos menesteres.

Y aquí es donde las compañías productoras de videojuegos han encontrado un auténtico filón. La realización de un juego nuevo, partiendo de una hoja en blanco, es lenta y costosa (superando, con mucho, la inversión necesaria para la producción de un largometraje de cine). Se requieren equipos artísticos, de guión, de modelaje, de animación, de programación, etc. Sin embargo, para la “conversión a HD”, de títulos que han tenido éxito en generaciones anteriores, no es necesario un desembolso humano y económico tan desmesurado. La historia, la dinámica, los personajes, los modelados, etc. están ahí, listos para sufrir un lavado de cara y volver al carro de la compra.

Evidentemente, la crisis económica global que hemos venido sufriendo en los últimos años ha posibilitado que la práctica de la “reedición HD” se encuentre en su máximo apogeo. De hecho, no podemos olvidar que la mayor parte de la industria mundial del videojuego se encuentra ubicada en Japón, que ha sufrido hasta hace poco una fuerte recesión. Si a esto le sumamos las consecuencias originadas por el terremoto y el tsunami que asolaron el país nipón hace dos semanas podremos vislumbrar un futuro próximo tendente al conservadurismo, representado en este caso por las reediciones.

No quiero decir con esto que el flujo de títulos nuevos se vaya a ver disminuido, al menos no de una forma tan significativa como para que el usuario medio lo perciba (las estadísticas ya son otro cantar). Simplemente os aviso de que las compañías, a partir de ahora, deberán amortizar cada céntimo gastado en desarrollo y los Remakes HD puede ser una buena forma de hacerlo. Los anuncios, esta misma semana, del lavado de cara de los dos primero títulos de Shenmue o de algunos capítulos de la saga Resident Evil vienen a confirmar que las Reediciones en Alta Definición no ha hecho más que comenzar.