Hace algún tiempo, hablando a la hora del café, un compañero de trabajo comentó que si algún día llegaba a ser realmente rico sólo bebería primeros tragos de Guinnes. A pesar de que no soy cervecero en execeso, puedo entender que ese primer trago quizá contenga más expectativa que cerveza y, he de reconocer, que yo también lo prefiero al resto de la cerveza.
La vida tiene placeres difícilmente medibles (como ese primer trago de cerveza), cosas pequeñas que nos hacen más felices y de las que no siempre somos conscientes.
En ”El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida” Philippe Delerm, en un ejercicio de “concienciación” colectiva, recorre esas pequeñas cosas del día a día descubriéndonos un mundo presente ante nuestros ojos al que no siempre prestamos suficiente atención.
El libro está compuesto por una treintena de situaciones cotidianas que van desde disfrutar del ya citado primer trago de una cerveza a conducir de noche por la autopista escuchando la radio o disfrutar del Tour de Francia en la durmevela de una calurosa sobremesa de julio.
En cada uno de estos cuadros hechos palabra, el autor desgrana en poco más de dos o tres páginas el secreto que encierran cada uno de estos placeres y que es común a todos ellos: la vida sencilla y relajada, el poder disponer de tiempo para disfrutar aquellas cosas que tenemos a nuestro alcance, vivir el presente de una manera consciente y tranquila, alejada de las prisas que nos impone la sociedad contemporánea y los deseos consumistas y cábalas capitalistas que nos empujan a movernos y hacer cosas sin ni siquiera fijarnos en todo lo que tenemos a nuestro alrededor y sin dejarnos disfrutar de ello en la medida que se merece.
En total son poco más de cien páginas divididas en pequeñas píldoras ideales para disfrutar en el metro a la vuelta del trabajo, tumbados en la playa tomando el sol o mistras nos tomamos cómodamente un café en el sillón de nuestro salón. Una pequeña guía del camino hacia la felicidad.