Saki, maestro del relato corto

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Saki es uno de los grandes escritores de principios del siglo XX, precursor de Tom Sharpe y Roald Dahl es considerado uno de los grandes humoristas ingleses de todos los tiempos. Sus cuentos son un ejemplo de brevedad y eficacia, donde realidad, fantasía, humor y terror se mezclan de tal manera que no dejan indiferente a nadie.

Determinados escritores tienen la capacidad de mantener inalterada su enorme fama años después de su muerte. Otros van pasando poco a poco al anonimato hasta desaparecer por completo de las librerías. Saki seguramente acabe perteneciendo al segundo grupo, pues a día de hoy ya es un escritor poco conocido por el gran público.

Bajo del seudónimo de Saki se escondía Hector Hugh Munro, un auténtico maestro del relato corto y uno de los máximos exponentes del ácido humor británico.

Hector Hugh Munro Saki

Saki, 1911. Retrato realizado por Emil Otto Hoppé

Nacido en Birmania, su madre murió al poco de nacer él (al parecer corneada por una vaca) y el joven Hector fue enviado a Inglaterra con dos tías solteras y de personalidad severa e intransigente, lo cual le amargó la niñez, le convirtió en un hombre de carácter difícil y le permitió observar y estudiar a la clase media de su época, que sería el principal foco de sus incisivas críticas.

Fruto de esa niñez desdichada y amargada surgiría una de sus mejores historias Sredni Vashtar, un cuento no exento de humor negro y de un realismo mágico que te hace plantearte la veracidad de lo que estás leyendo, deseando que sea cierto aunque sepas que es imposible.

Escritores como Borges, Roald Dahl o Tom Sharpe han sido grandes admiradores de Saki y, en mayor o menor medida trataron de emular o continuar su estilo en muchas de sus obras.

Borges decía de Saki: “Con una suerte de pudor, Saki da un tono de trivialidad a relatos cuya íntima trama es amarga y cruel. Esa delicadeza, esa levedad, esa ausencia de énfasis puede recordar las deliciosas comedias de Wilde“. Tom Sharpe ha llegado a decir: “Si empiezas un relato de Saki, lo terminarás. Cuando lo hayas terminado querrás empezar otro, y cuando los hayas leído todos nunca los olvidarás. Se convertirán en una adicción, porque son mucho más que divertidos“. Por su parte Roald Dahl opinaba: “Sus mejores historias son siempre más bellas que cualquier obra maestra de cualquier otro escritor“.

En la madrugada del 13 de noviembre de 1916, cerca de Beaumont-Hamel se oyó gritar al sargento Munro: “Apagad ese maldito cigarrillo“. Esas fueron sus últimas palabras, pues apenas unos segundos después una bala le atravesó el cráneo. Así era Saki: sencillo, conciso y macabro. Su final no podía llegar de otra manera.

Archivado en Biografía, Humor negro, Literatura, Relato
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