Que hablen de ti, aunque sea bien. En las últimas horas no paran de caerle palos y más palos al bueno de José Luis Garci. Sangre de julio. Sé que queda muy molón subirse al carro de la superioridad de sofá y tirar pedruscos al difamado que huele a sudor. Ya lanzaron la primera piedra, ¡adelante! Solo soy uno más, una cara difuminada. Es fácil y divertido. Pero es injusto. Un poco de respeto para quien lo merece, amigos. Parezco un cura, qué miedo me doy. En serio, cuando desaparezca el humo del tabaco, veremos la realidad. No te obligan a ir. Garci tiene su público, al que se añadirán los holmesianos. Y me temo, que los pocos (o muchos) incondicionales de este gran conversador no son muy activos en la red social del pajarito azul.
El cine español necesita reconquistar a los espectadores, seducirlos para que abarroten las salas. ¿Cómo? He ahí la gran cuestión. En algo estaremos de acuerdo tú y yo, un tráiler sin ritmo como éste no es el camino. Elemental, querido lector.
Aunque me permitiré el lujo de ver la botella medio llena durante un segundo. La controversia enciende corazones, no es tan grave que te reciban con críticas. Empujará a tus seguidores. Y más de un detractor pisará una sala para poder fiscalizar con saña. Ocurre con Santiago Segura y sus Torrentes. A otra escala, y en otro mundo.
Vale, sí, me he indignado, no soy objetivo. El viento se llevó mi sentido del humor. Tengo un gran cariño a Garci, he aprendido mucho viendo sus programas de televisión y escuchando sus disertaciones de cine en la radio, solo en la madrugada. Desde “Qué grande es el cine” a “Cowboys de medianoche”. Una vida entera bebiendo las palabras de este gran divulgador. Un crack. Sabe de lo que habla, lo cuenta bien, y es apasionado. ¿Crees que es frío y no soportas sus programas? Elige arma y nos batiremos en duelo al amanecer. Que sea testigo la luz de domingo.
Es director, escritor, productor, crítico, presentador y contertulio en programas de televisión y radio. Que yo sepa. Un sabio, que seguramente no es capaz, no puede, o no le dejan rodar la gran historia que tiene en su cabeza. Sus últimos trabajos tal vez no estén a la altura de sus mejores creaciones, pero no deberíamos olvidar que en su filmografía guarda alguna que otra obra maestra, eso sí, desconocida para el público más ignorante. Es cierto que no ha llegado a ser un Pelé, un Di Stéfano, un Shakespeare, un Cervantes, un John Ford o un Billy Wilder en su oficio, y él lo sabe, pero, ¿cuánta gente puede igualar su currículum? El cine no será su asignatura pendiente. Quien lo intenta una vez quizá puede fracasar, pero aquel que no lo intenta ya fracasó. ¿Nos ponemos a la cola de los fracasados, a ver cuántas vueltas damos al mundo?
En 1982 ganó el primer Óscar para una producción española, en la categoría de mejor película de habla no inglesa. Hoy en día ganamos el Tour de Francia casi cada año, no apreciamos los triunfos, no respetamos a nadie, y en cada proyecto hay que volver a empezar. Ha sido nominado hasta tres veces más, récord que no tiene ningún otro director de cine español, por “Sesión continua” (1984), “Asignatura aprobada” (1987) y “El Abuelo” (1998).
El tiovivo de esta película no tiene estrellas. Está protagonizada por Gary Piquer (Sherlock Holmes), José Luis García Pérez (John Watson), Belén López, Víctor Clavijo, Enrique Villén, Manuela Velasco, Macarena Gómez, Manuela Tejada, Leticia Dolera, Jorge Roelas y la colaboración de Carlos Hipólito. Y dos cameos curiosos. El eterno diplomático, Inocencio Arias, y alguien que no necesita presentación, el actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, interpretando a su tío-abuelo Isaac Albéniz.
Antes de correr como pollos sin cabeza, cacareando desorientados, te daré un apunte insignificante. Esto no es una superproducción de Hollywood, donde los jardineros plantan billetes de 500 dólares. No había financiación suficiente, filmar esta película ha sido un milagro. El espectador no tiene por qué ser consciente de las dificultades del rodaje, no le importa si has gastado un mes de tu vida, o 10 años, si has pasado hambre o tenías cocinero francés, lo que cuenta y lo que hay que valorar es el resultado. Lo que aparece en la gran pantalla. Pero eso no quita, para que se te caiga el alma a los pies ante los injustos reproches y las opiniones sin fundamento. Es una película con muy poco presupuesto. Que se sepa. Tuvieron que sustituir una batalla de zeppelines en la Gran Vía por una partida de mus en el Café Gijón.
Es muy intensa, con muchas miradas, y muchas frases lapidarias.
Eduardo Torres Dulce, antes de ser nombrado Fiscal General del Estado, escribió mano a mano con su amigo, el argumento del que partió el guion de esta película:
Me encontré con tres temas que me apasionaban: Sherlock Holmes, Jack el Destripador y volcar todo ese mundo victoriano mítico en la España de la Restauración, lo cual me parece una época fascinante.
¿Por qué se está criticando tanto este Holmes y callaron como canallas con el de Robert Downey Jr. y Guy Ritchie, que tampoco es fiel a las novelas? ¿Hasta qué punto un mal tráiler puede arruinar la carrera comercial de una película? ¿Podrían haber hecho un tráiler mejor, o es lo que hay? ¿Te dejarás arrastrar por la marea crítica o te atreverás a sacar tus propias conclusiones? ¿Alguien esperaba una película de Michael Bay? ¿Interpretará Hugh Laurie alguna vez a este icono popular? ¿Qué versión cinematográfica de Sherlock Holmes te gusta más? ¿Por qué no nos extraña que “El Cid” hable en inglés, y sí, que Sherlock charle en español?
Si aún te interesa la película, más abajo tienes el tráiler, pero posiblemente te interesen también estas palabras del propio José Luis Garci, donde nos cuenta de qué trata la película, y nos describe sus motivaciones y algunos sugestivos pensamientos:
¿Qué es Holmes & Watson. Madrid Days? Pues no sé decirlo. La verdad es que cada vez sé menos qué rayos es exactamente una película. Según voy cumpliéndolas, como espectador y como guionista y director, me desconcierta cómo se te escapan para transformarse en una cosa distinta a la que tú pensabas que iban a ser. Después de filmadas, las escenas, los planos, el más pequeño gesto de un actor o el suave e inocente movimiento de una actriz, boom, de pronto se vuelven furtivos, extraños.
¿Qué es Holmes & Watson. Madrid Days? Repito: nunca voy a saberlo. Puedo certificar que la rodé con alegría, buscando esa sencillez con que escribe Sommerset Maugham, la claridad de Hawks en Tierra de faraones y la humildad de Zurbarán en cualquiera de sus pinceladas, pero, claro, ignoro si el placer que yo sentí se transmitirá al proyectarse un fotograma tras otro. Sí sé ahora, cuando se cumplen ¡treinta y cinco años! de mi debut como director, que para enfrentarte con garantías a una película necesitas, sobre todo, voz (propia, firme), buen oído y sentimiento. Como hace más de una década que no he pasado revisión médica, no sé, de verdad, si oigo igual de bien o hablo ya farfullando al modo de los intérpretes del Actor’s Studio.
En cambio, puedo secretearles a lo que a mí me parece que huele Holmes & Watson. Madrid Days: a café, a Cafés, a Cafés cantantes, a los granos de café cuando los triturabas en el molinillo; a Music-Hall y a fin de siglo; a sifón y a pan de Viena; a Hoteles muy alfombrados y de muebles macizos, con las habitaciones abarrotadas de vitrinas, grabados y damascos; a aquellas porras de las verbenas que el churrero iba cortando de una rosca casi tan grande como la rueda de un carro; a misterio de folletín; a vida inglesa y a la calle Toledo de Madrid, tan llena de luz; a banquetes de homenajes y al tabaco de esos cabarets con niebla de madrugada; a camerinos y a estaciones de ferrocarril; a libros de lance y chimeneas; también, espero, a algo de amor y amistad.
Es irresponsable pedir que esta aventura llamada Holmes & Watson. Madrid Days, con un metraje de dos horas y pico, sea joven, ágil, jubilosamente nostálgica y un poco descuidada; sin embargo, anoche vi una estrella fugaz, cerré los ojos y le pedí el milagro. Así están las cosas. Por último, añadir que he pillado a Holmes cansado y como distraído, nada frecuente en él, y a Watson, aún casado en segundas nupcias, igual de enamoradizo. Es evidente que los dos tienen un secreto allá al fondo, al final de esa especie de timidez en la que ambos se escudan. En fin. Dos tipos irreemplazables. De esos que te hacen un gran bien físico y moral estar a tu lado.
Un último mensaje. Gente cuyas opiniones tengo en cuenta y que acudieron al pase privado, no coinciden con esta corriente crítica. Todo lo contrario. Veremos. De momento, creo que escucharé Moon River de Henry Mancini, para recordar “Qué grande es el cine”. Y luego me colaré al 221B de Baker Street
Hay que reconocer que hay gente con talento en la Red. Os dejo este mismo tráiler, pero tuneado por un usuario de Youtube llamado kosmikar. Impresionante. Garci vs Nolan.
El trailer es soporífero,me quede dormido,el cine español es pésimo y monotemático