Secretos revelados | Fotografiando en conciertos

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Cuando empecé a fotografiar con cámaras DSLR una de las cosas que más me costaban eran las fotografías nocturnas, ya que te cambian totalmente la manera de trabajar. Si a eso le sumas un concierto de rock y la velocidad a la que los músicos tocan, obtienes una situación verdaderamente complicada para realizar instantáneas (en el más estricto sentido de la palabra). Hoy os explicaré cómo fue esa primera toma de contacto entre mi cámara, el rock y yo.

Os vuelvo a dar los buenos días una semana más. La foto que traigo bajo el brazo hoy es una de las primeras que realicé con mi Nikon D7000. Fue poco después de adquirirla, en el concierto de unos amigos y, aunque no obtuve unos resultados maravillosos, pude ver como se manejaban Nikon y sus sensores en situaciones con poca luz.

Samu tocando su Fender Telecaster

La foto está realizada en un pub llamado Déja Vu que estaba a las afueras de Alhaurín de la Torre, un pueblo que se encuentra cerca de Málaga. Era el típico antro de carretera al que sólo unos rockeros de verdad podrían ir a tocar. Dentro del bar gozábamos de poca luz, lo que sumado al invierno creó una situación complicada para fotografiar. No había problema, con mi recién adquirida cámara podría subir la ISO hasta límites insospechados… O eso había leído pero, ¿sería verdad?

Para aquellos que estéis entrando en este mundo, podríamos definir la ISO como el sensor que marca la luz necesaria para una fotografía. Cuanto menor sea el número, más definición obtendrá la imagen pero necesitaremos más cantidad de luz. Cuanto mayor funciona al revés, la toma tendrá más ruido (o grano) pero necesitaremos menos luz. Para fotografiar de día se suele utilizar ISO 100, la más baja que tendrá una cámara semi-profesional. Ese día yo tuve que subir la ISO hasta 3200 para que las instantáneas tuviesen el mínimo de quietud necesario para distinguir algo en ellas.

La toma que aquí os presento fue una de esas fotos que te tiras a hacer para ver si quedan bien y, generalmente, funcionan. Al realizar las fotografías con el objetivo 35 mm y con el diafragma a 1.8 sabía que no obtendría un enfoque maravilloso pero, en general, me gusta como se enfoca la mano y el puente y como esto se va perdiendo hasta crear un conjunto de colores y luces difusos. La velocidad del retrato fue de 1/60, lo suficiente para poder congelar la mano de este rockero en pleno solo (todos sabéis que cuando un guitarrista está punteando quema la púa de la tremenda rapidez a la que lo hace, ¿no?).

Finalmente, la foto quedó bastante digna y, para estar con una ISO 3200, el granulado de la imagen no es exagerado. La cámara pareció cumplir con lo prometido y no crear demasiado ruido, cosa que con equipo un poco menos profesional sí que habría destacado. En cuanto a composición, resultan curiosos el paralelismo entre el mástil de la guitarra y uno de los herrajes de la batería que nos llevan de un lado a otro de la fotografía. Con instrumentos musicales de por medio es bastante fácil crear cuadros interesantes competitivamente hablando, gracias a sus formas, así que lo mejor es que probéis una y otra vez, seguro que obtenéis algo interesante.

Aquí terminan los secretos una semana más, pronto desvelaremos en este espacio un país extranjero en el que actualmente resido pero, hasta ese momento, practiquen mucho la fotografía, experimenten y comenten dudas sin miedo.

Archivado en 35 mm., Málaga, Nikon D7000, Secretos revelados
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