La casa inteligente está cada vez más cerca, según aseguraron los directivos de Samsung. En un futuro cada vez menos incierto —para el 2020, dijeron en la IFA 2014— no solo nuestro teléfono o reloj serán inteligentes, sino que todo el hogar estará lleno de dispositivos, sensores y hologramas que, pudieran, hacer nuestra vida más fácil. Varias décadas han tomado para que el sueño se haga realidad, pero la firma surcoreana asumió el reto y, conociéndola como la conocemos, de seguro su smarthouse —¿existe el término?— será todo un éxito.
El mayor paso que permite la existencia de estos inmuebles es, sin dudas, el desarrollo de las conexiones inalámbricas y la velocidad cada día más rápida de la Internet en todo el mundo. La sincronización entre varios dispositivos logra que la vida se haga relativamente sencilla, según la propuesta de Samsung. Imagina que en la mañana te despiertas y tienes muchas tareas pendientes, tareas que requieren tiempo y un mínimo de dedicación. Tal vez se te ha hecho tarde para trabajar, así que, como si fuera lo más natural, tomas tu tablet, smartwatch o smartphone y comienzas a adelantar sin moverte. La casa inteligente es capaz de permitir la regulación de la temperatura ambiente, ordenar las facturas y pagarlas de manera automática, comprobar el estado de salud de sus inquilinos, verificar cómo va la despensa y proponer la orden de determinados alimentos…
¿A quién no se le ha olvidado alguna vez apagar las luces después de irse al trabajo? Con esta propuesta, Samsung adelanta que no será un problema, pues incluso desde remoto podrá regularse qué equipos quedarán encendidos dentro de casa y verificar los sistemas de seguridad. Asimismo, hologramas enseñarán a preparar recetas en la cocina, contará con un entrenador personal y con las estadísticas de progreso en el gimnasio. Todo se pinta maravilloso. Un mundo de ensueño solo visto en las películas de ciencia ficción. Pero, más allá de la hipotética rebelión de las máquinas —siempre es una posibilidad—, ¿dónde queda la privacidad cuando las grandes compañías, fuertes colaboradoras de la NSA y otras agencias de su prole, tienen el control incluso de tu vivienda?
¿Qué sucederá cuando aparezcan los hackers domésticos y pirateen los equipos que con tanto esfuerzo nos ha costado programar? ¿Dónde quedará el sentido de hogar, de dedicar tiempo a las tareas de casa? La casa inteligente es un adelanto, pero con tanta cosa inteligente ¿dónde queda la inteligencia humana?