El manicomio de los horrores, un circo con estilo

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“El manicomio de los horrores” es la continuación sensata de “El circo de los horrores”. Un espectáculo teatral, circense y de cabaret, creado por Suso Silva. La niña del exorcista se ha convertido en Alicia, la del país de las maravillas. Déjate arrastrar a este sombrío manicomio, no tengas miedo, probablemente puedas salir al cabo de dos horas. Con una sonrisa. Aunque llueva…

El manicomio de los horrores

Suso Silva:

Bienvenido al Manicomio de los Horrores, un espectáculo dirigido y creado a caballo entre el teatro, el circo y el cabaret. Teatro porque contamos una historia y utilizamos un guion; Circo porque usamos esta técnica para realizar y contar nuestras historias mimadas y acrobáticamente desarrolladas; Cabaret por lo sensual de algunos de sus números, por nuestra relación e interacción con el público, el contacto directo, el humor adulto, fresco e inteligente. Con esa temática pícara, que te hace pasar un buen rato. Bienvenidos a la maravillosa poética del terror.

La lluvia era tan fuerte que el limpiaparabrisas del coche no daba abasto. Purificaba Santander de malos espíritus. En el aparcamiento de El Sardinero, una carpa del color de las camisas de fuerza y aire morisco, contrastaba con la oscuridad de la noche. Semana Santa, días de locura. Justo cuando desfilábamos bajo el cartel del ”Manicomio de los horrores”, comprendimos que nos iba a succionar un agujero de tinieblas y lamentos. Tarde.

En el Manicomio de los Horrores no son todos los que están, ni están todos los que son… Piénsenlo…

Nos reciben unas enfermeras en minifalda, con tijeras afiladas y miradas inquietantes, que provocan las primeras bromas y alguna reprimenda aislada de una novia celosa. Las sonrisas son contagiosas. Te sientas en las gradas acompañado por Hitler, Napoleón, Don Quijote y más de un perturbado anónimo, que te grita al oído si te descuidas. No hace frío, nos respalda el frenesí de la paranoia. Un ambiente lúgubre, una escenografía siniestra, celdas que guardan en secreto torturas y martirios…

El manicomio de los horrores silla eléctrica

Retumba una sirena y empieza el baile. Todos los pacientes de este manicomio tenebroso se agitan en la pista junto a unas camas lastimeras. De pronto, dos tipos con la cabeza enjaulada, acercan una silla eléctrica al centro del escenario como si fuera un paso de Semana Santa. Pero no es una virgen cualquiera, es Nosferatu. El Nosferatu de Murnau. El rey de los vampiros, el maestro de ceremonias. Suso Silva (Premio Nacional de Teatro 2003). El mismo personaje que tanto nos hizo reír en “El circo de los horrores”.

Y aquí noto la primera descarga eléctrica. No es fácil sorprender dos veces.

“El circo de los horrores” te atrapaba desde el primer segundo, te mordía y no te soltaba en dos horas. Tenía un guion que navegaba entre las olas ingobernables, como si lo capitaneara Álvaro de Bazán o Blas de Lezo. Mezclaba perfectamente los números circenses con el teatro y el humor. Pero esta vez… No está tan logrado.

Dos horas en las que acróbatas esquizofrénicos compulsivos, malabaristas ludópatas, enfermeras bipolares sexis, ilusionistas paranoicos visionarios, trapecistas catatónicos vegetativos, monologuistas con doble personalidad, payasos degenerados, sonámbulas colgadas y equilibristas ninfómanas exhibicionistas arrastrarán al público a través del inquietante mundo de la locura.

¿Quiere eso decir que no me lo pasé bien? Por supuesto que no. El listón estaba muy alto. Sin duda, merece la pena pagar una entrada para disfrutar de este espectáculo. Hay que alabar la originalidad y el trabajo bien hecho. Esto no es “Tú sí que vales”, aquí hay profesionales de innegable talento.

A mí personalmente, el número que me dejó con la boca abierta y con la misma cara que tenía a los 3 años, fue el del ruso Andrei Aversuskyn. Un “maníaco percusionista” capaz de tocar música con unas pelotas. Así contado, puede sonar a algo ya visto… Pero créeme si te digo que es increíble. Si te lo encuentras por Youtube, sospecharás con razón y pensarás que es un montaje o un truco. Yo me froté los ojos y me aseguré que no estaba viendo un vídeo. Era real, estaba ahí delante. En carne y hueso. Desquiciado. Lanzaba las bolas tan rápido y con tal coordinación, que no creo que haya máquina en el futuro, que puedo igualarlo. Una de las veces, tenía nueve bolas en cada mano… Si algún día pasa a tu lado y quiere robarte la cartera, porque se le ha antojado un desayuno gratis, espero que no lleves un billete de 500 euros.

El manicomio de los horrores

Barto, el loco contorsionista, el Trío Essence, y los psicópatas asesinos de The Crows, nos hicieron resoplar de admiración… son muy buenos. Te mantienen en vilo, te hacen olvidar la discusión que tuviste esa mañana. Aplaudí por convencimiento, no por obligación. Fantásticos. Unas actuaciones muy potentes. Soy del norte, no regalo halagos…

Al salir del agujero negro, expulsado a la realidad sin ninguna transición, aún llovia. Mi única neurona daba vueltas en mi mente buscando cobijo, una gota la había descolocado. ¿A qué venía el largo homenaje final a Suso Clown? Sí, es un gran artista. Pero… Si entendemos las dos funciones como una sola, si fusionamos “El circo de los horrores” y “El manicomio de los horrores”, es una reverencia comprensible y merecida. Sin embargo, si eres un espectador que se ha asomado a esta ventana, sin haber visto lo anterior… Parece pretencioso e improcedente.

No lo sé, tal vez sea cosa mía. Puede que la lluvia resfriara mi lógica, o que me infectara del delirio de aquel psiquiátrico…

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Comentarios (3)

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  • Miguel Regueira dice:

    Me perdí el primero porque pensé que no sería gran cosa, ¡ojalá este también venga a mi ciudad!

  • Francisco Sepulveda dice:

    Patético! no voya opinar sobre los números circenses. Valoro el gran esfuerzo de los artistas en cada una de sus especialidades. Son virtuosos. En todo caso el guión del espectáculo hace agua por todas partes. Es zafio, vulgar, frívolo, grosero, ingenuo, basto, tópico y sin ritmo. Es especialmente repugnante los monólogos de humor tan sexistas y procaces. Sin duda el este espectáculo conecta con las personas más básicas y grotescas. Un humor completamente desfasado y mediocre al que sobran un sinfin de palabras malsonantes e incluso ofensivas. Y lo peor, hay momentos en los que este espectáculo pretende hacer poesía y lo único que hace es el ridículo más horroros. Por momentos sentí vergüenza ajena. Lo único que se salva junto con alguno de los números de circo es la música, ni tan siquiera las luces, la climatización ni el orden de la carpa aprueban…a la salida estaban los cables y los focos por el medio con el riesgo de tropezar con ellos…que pena. Nada recomendable.

  • Jorge dice:

    Aca en Perú se están presentando pero con mínimas atracciones. Aparte del buen trabajo del percusionista y de los números de los acrobatas, pues no hay nada mas. En verdad, ha sido una decepción comparado con el gran espectáculo que mostraron en el circo de los horrores, esta presentación ha sido francamente decepcionante, no tienen ya ninguna atractivo que los diferencie de los otros circos locales, es una presentación sin argumento ni trama ni coherencia, una lástima desperdiciar el talento de los artistas que han venido.

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