La lenta agonía del ordenador de sobremesa

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Los ordenadores clásicos de escritorio llevan años perdiendo ventas frente a los portátiles y, en los últimos tiempos, tienen que enfrentarse a un enemigo tan diferente a ellos mismos como los tablets. Pero lo cierto es que el sobremesa es un formato que merece mucha más atención mediática de la que recibe y que, aunque lleve décadas con nosotros, sigue estando perfectamente vigente.

El ordenador de sobremesa, que podemos colocar cómodamente en nuestro escritorio para disfrutar de un teclado amplio, una pantalla de dimensiones generosas y una posición corporal cómoda, parece cada vez más relegado a la irrelevancia. Desde hace años la mayor parte de los compradores eligen portátiles, que no sólo permiten usarlos fuera del hogar, sino que ocupan menos espacio y se pueden llevar de una habitación a otra. Los tablets también se han transformado en un inesperado competidor: si antes podíamos repartir nuestro presupuesto tecnológico entre un portátil y una máquina fija, la aparición del nuevo formato hace que esta última deje de ser una prioridad.

Ordenador de sobremesa iMac de Apple

Entiendo la situación de quien debe adquirir un nuevo equipo y tiene necesidad de llevarlo desde su casa al trabajo o al centro de estudios. Si no hay posibilidad de comprar dos aparatos, la opción del portátil es lógica y comprensible. Pero lo cierto es que un sobremesa es mucho más adecuado para cualquier tarea que vaya más allá del puro ocio. Su uso diario resulta mucho más cómodo (nuestra espalda nos agradecerá con los años que adoptemos una postura ergonómica), a la hora de escribir textos largos los teclados son siempre superiores, las pantallas más amplias y con buenas densidades de píxeles mejoran la usabilidad… Por no hablar de que la potencia y las opciones de personalización se multiplican.

Sin embargo, los fabricantes de hardware no parece apostar demasiado por este formato. El lado del software no está mejor: Windows 8 se ha enfocado a las tabletas, Mountain Lion tampoco promete aportar demasiado a los usuarios y Google no parece tener mucho interés al respecto. Por otro lado, este tipo de máquinas siempre tendrán un lugar en la empresa, pero cada vez hay menos modelos que estén pensados para un uso doméstico, si excluimos a los aficionados a los videojuegos. El futuro no parece demasiado halagüeño, y sería sorprendente que a estas alturas hubiera un cambio de tendencia importante.

Fotografía de un ordenador de sobremesa de HP

Como poseedor de un iMac, creo que si me hubiera decantado por un portátil la experiencia no me hubiera resultado tan satisfactoria. De hecho, me planteo comprar un tablet que incluya un teclado físico cómodo para los momentos puntuales en los que estoy fuera de casa, pero si renovara mi equipo principal, volvería a decantarme por un todo en uno. Espero que en los próximos años los fabricantes de ordenadores de sobremesa modernicen el concepto, pero no apostaría por ello. Por mucho que me pese, creo que la lenta agonía del formato no va a tener fin, y que irá perdiendo relevancia día tras día.

¿Qué opinas tú del tema? ¿Prefieres utilizar un equipo de escritorio para aquellas tareas de cierto calado, o consideras que un buen portátil es todo lo que necesitas para lo que llevas a cabo en el día a día?

Archivado en iMac, Portátiles, Todo-en-uno
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