The Newsroom o como Aaron Sorkin cree que debería ser el mundo del periodismo

Antes de nada me siento en la obligación de avisar de que soy sorkinista así que, por mucho que intente ser objetiva en mis comentarios, es muy probable que no lo consiga, y menos teniendo en cuenta los temas que trata The Newsroom. Porque la serie es, tomando prestadas las palabras que Sorkin pone en boca del personaje interpretado por Emily Mortimer, una reivindicación del cuarto poder, del periodismo como una profesión honorable. El problema es que esa reivindicación viene acompañada de una crítica al periodismo actual. Y eso duele.

No voy a poner ejemplos pero es más que evidente que en la actualidad en los medios de comunicación sólo hay lugar para dos tipos de periodistas: los partidistas, que defienden con uñas y dientes la postura oficial del partido sea la que sea, y los neutrales, que se resisten a posicionarse para no molestar a nadie, ni a los que mandan ni a sus seguidores. ¿Para qué renunciar a la mitad de la audiencia si puedes tenerla toda? ¿No es esto un negocio?

Will McAvoy (interpretado por un Jeff Daniels dispuesto a llevarse todos los premios habidos y por haber) pertenecía a estos últimos hasta que, en un ataque de sinceridad, vomita todo lo que lleva años guardándose dentro. Evidentemente, eso acaba pasándole factura pero también le proporciona la posibilidad de volver a hacer su trabajo, de volver a informar. No limitarse a reproducir la fuente oficial, no interpretar la realidad según la línea editorial del medio sino investigar e informar a la ciudadanía de lo hay detrás de la noticia. En definitiva, tratar a los espectadores como a adultos capaces de tomar sus propias decisiones.

Aaron Sorkin no es en absoluto neutral, es demócrata convencido y nunca lo ha escondido, pero su partidismo no le ha impedido tratar siempre al espectador como a un adulto. Por eso algunos le tachan de elitista, como si eso fuese malo necesariamente, y por eso (exceptuando The West Wing) no le va bien en las cadenas generalistas. ¿Qué hay de malo en que una serie te haga te haga pensar e incluso sentir que eres más inteligente de lo que realmente eres? Yo no le veo ningún problema pero por lo visto la crítica norteamericana no opina lo mismo.

Tampoco ha gustado su marcado tono nostálgico (empezando por la cabecera que recuerda a periodistas comprometidos como Edward Murrow o Walter Cronkite) y le acusan de ser poco realista. ¿Pero cuando lo ha sido? ¿Sería posible un presidente como Jed Bartlet? No, nunca. Y es que Sorkin no reproduce la realidad (para eso ya está The Wire) sino que muestra lo que podría ser, cómo él querría que fuese. Y si en este caso utiliza hechos reales como la explosión en una plataforma petrolífera de BP en el Golfo de México en 2010 no es más que para que demostrar que hay otras maneras de tratar el tema de como los medios lo hicieron en su momento. La frase clave es It’s not, but it can be.

The Newsroom es la sublimación del estilo Sorkin, con sus personajes superdotados, sus constantes muestras de erudición, sus toques de humor, sus diálogos rápidos y su talk and walks pero también con sus sermones y sus discursos grandilocuentes, así que si te gustan sus anteriores trabajos (sobre todo Sports Night, de la que parece prácticamente una continuación más seria y madura) te gustará, y si no la odiarás, mucho. Sólo hemos podido ver el piloto y habrá que esperar a ver el resto de los diez capítulos de los que constará la primera temporada para poder opinar con más propiedad pero, por ahora, los personajes tiene muchísimo potencial. Además, siendo de la HBO casi se podría decir que, salvo fuerza mayor, tiene asegurada una segunda temporada así que tienen tiempo más que suficiente para desarrollarlos. Esperemos que Sorkin no nos decepcione.