El diccionario define la rabia como sinónimo de ira, enojo o enfado grande. Y es que cuando sentimos rabia los sentimientos se agolpan para crear una bola llena de malos deseos y lanzarla al primero que ose en atacar. La rabia es una sensación que no me gusta, no obstante, su oscuro carácter la hacen un concepto interesante para trabajar con ella. ¿Qué tendrá lo oscuro que encaja tan bien con las expresiones artísticas?
Pues bien, la imagen que hoy os traigo forma parte de una serie creada para una exposición. La finalidad era realizar una muestra en la que el tema eran los sentidos. Como para mí la imagen es mi principal lenguaje decidí elegir el sentido de la vista para crear mi proyecto. Pero no quería simplemente ponerme a retratar miradas, buscaba expresar algo más. Por ello me quedé con la expresión los ojos son el espejo del alma. ¿Qué es el alma? Para mí el alma es algo que se esconde en nuestro interior y desde donde surgen los sentimientos. Por ello, me lancé en busca de captar sensaciones, haciendo que los ojos nos hablaran de ellos. La alegría, la pena, la curiosidad, la sorpresa o la melancolía fueron algunos de los estados retratados para esta serie pero sin duda mi favorita ha sido la rabia.
La fotografía elegida para representar la rabia es mi preferida, entre otras razones, por el juego de luces y sombras. La iluminación suele ser un reto enorme al principio, hasta que entiendes que no se necesitan una gran cantidad de luces para tener grandes fotos, solo necesitamos una buena idea. Es más, muchos buenos retratos simplemente tienen una luz principal complementado por un reflector. Y en el caso de esta fotografía podemos encontrarnos con algo similar. Realizada en un interior, la luz, como suele pasar en estos casos, no era muy abundante. Pero para retratar la rabia algo de oscuridad nos vendría bien. Es aquí cuando comienza lo que yo llamo los trucos del fotógrafo pobre, pues al principio el ingenio es tu único aliado para solventar la falta de equipo profesional. Para esta toma utilicé algo tan simple como una lámpara. Una de esas que todos tenemos en nuestro escritorio para ayudarnos en las épocas de estudio. Colocándola a un lateral del modelo, creaba unas sombras duras interesantes y hacían que el retratado sudase un poco, bañando su rostro con pequeños brillos que enfatizaban más el concepto de la fotografía.
Como imaginaréis, los tiempos de exposición no fueron precisamente largos y por ello utilicé un trípode para fijar la cámara. Un par de pruebas y ya tenía lo que buscaba, gracias también, a que mi modelo captó rápidamente la expresión que yo quería. Como imaginaréis hubo tratamiento posterior, pero no para corregir la temperatura de color. El tono anaranjado que otorgan las bombillas que solemos tener en casa me parecía que hacía más dramática la expresión. El único ajuste posterior fue oscurecer zonas que quería más en sombra y por supuesto, el corte de la fotografía, dando a esta un formato panorámico.
¿Qué os parece esta representación de la rabia? ¿Cómo lo hubierais retratado vosotros? ¿Os recuerda a algo? ¿Os gustaría conocer otros ejemplos de esta serie?