Puede parecer un poco absurdo preocuparnos en exceso por nuestra privacidad en Internet cuando las propias empresas prestadoras de servicios ofrecen nuestros datos al Gobierno de los Estados Unidos. Pero, la verdad, hay manos peores en las que pueden caer nuestra información, por lo que resulta importante ser cautos. Utilizar contraseñas fuertes (con mayúsculas, minúsculas, números y símbolos) se trata de una magnífica protección, pero aquí empieza a fallar el factor humano. Y es que si ya resulta complicado recordar una buena contraseña, multiplicar eso por la gran cantidad de páginas en las que estaremos registrados implica un reto considerable.
Pues bien, según datos de The Wall Street Journal, un usuario medio utiliza unos veinte servicios, pero sólo tiene sobre cinco contraseñas, lo que representa la primera debilidad, pues al romper una de ellas son varias los proveedores que se ven comprometidos. Pero es que, además, las contraseñas generadas suelen resultar bastante débiles, baste decir que empleando las 1.000 más utilizadas un hacker podría acceder a los datos del 98,1% de las cuentas activas. Hacer un ataque de mil contraseñas resulta trivial para alguien con interés y un mínimo de habilidades técnicas, así que podemos concluir que no estamos lo suficientemente concienciados con la seguridad informática.
Y es que, aunque los sistemas a veces tienen fallos importantes, al final muchos ataques acaban en éxito por los descuidos de las personas. Lo considero un tema difícil de resolver pero, en plena sociedad de la información, los usuarios deben empezar concienciarse de la importancia de la seguridad, especialmente en el entorno empresarial. Y es que contraseñas como “12345678” o “password” pueden acabar con la pérdida de nuestro Facebook o, lo que es peor, una intrusión en nuestras cuentas bancarias con consecuencias de lo más desagradables. ¡En nuestras manos está solucionar este problema!
¿Qué opinas de esta noticia? ¿Te ha sorprendido ver en cifras hasta que punto los usuarios descuidan su seguridad?