Aunque los Estados Unidos no han invadido ningún país recientemente, siguen teniendo conflictos militares abiertos. Por lo tanto, con cierta frecuencia se ven obligados a comunicar a familiares una muerte en acto de servicio. No se trata del mejor trabajo del mundo, pero alguien debe realizar la labor de oficial de notificación de bajas. Richard Siemion tiene ese puesto, y ha concedido una interesante entrevista a la web Vice. Empieza indicando lo obvio: que este tipo de comunicación ha de realizarla un miembro del ejército en persona, y no encargarla a un tercero o a un frío telegrama.
Indica que considera su trabajo útil, aunque cree que su misión es dar la información de acuerdo al protocolo (tiene incluso un guion), pero no consolar a la familia. Para esto último le acompaña un sacerdote de la religión del fallecido. En cualquier caso, eso no quiere decir que no se tome molestias, pues incluso revisa el perfil de Facebook del soldado para reconocer a primera vista a sus seres queridos. Y presta atención a las familias, cumpliendo sus deseos, aunque no resulte fácil. Se enfrenta a problemas como desconocer los detalles del fallecimiento, pero no miente en ningún caso, puesto que asegurar que el soldado no sufrió puede verse desmentido cuando llegue el informe.
Aunque indica que ha sabido de ocasiones en las que no se lamentaba la pérdida, afirma que las viudas de los militares casi siempre se sienten conmocionadas. En muchos casos, su llegada ya es suficiente para que se intuya lo que ha pasado, pero hay personas que intentan negarlo todo lo posible. Considera que seguir de forma estricta el procedimiento establecido por el ejército se trata de lo mejor, porque se ha perfeccionado tras años de experiencias. A pesar de todo, a Richard Siemion le gusta su trabajo, porque cree que es importante y que debe hacerse correctamente.
¿Qué opinas de este tema? ¿Crees que serías capaz de llevar a cabo esta dura labor, o que no la soportarías?
Imagen | The U.S. Army
