Resuelto el problema de Molyneux sobre la relación entre la vista y el tacto

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Hace unos 300 años Molyneux nos planteó una cuestión interesante: alguien imposibilitado para ver un cómo es una esfera o un cubo, pero que los distingue al tacto, ¿reconocería esas formas si de pronto recuperar la vista?

A finales del siglo XVII William Molyneux planteaba una cuestión bastante interesante: una persona invidente de nacimiento sin duda podría reconocer formas geométricas como un cubo o una esfera gracias al tacto, pero no estaba claro que si se recuperaba de su ceguera fuera capaz aplicar este conocimiento y distinguir visualmente lo que antes había palpado.

El problema se abordó inicialmente en el ámbito filosófico, y la opinión mayoritaria fue que aquello que percibíamos mediante un sentido lo podíamos aplicar a otro mediante el uso de la razón, ya que existiría un “concepto mental” del espacio físico independiente de la forma en que nos llegara el estímulo. A favor de esta idea se pronunciaron personalidades como Leibniz o Diderot tras conocer el problema, llevando la contraria a filósofos como Locke o al propio Molyneux.

Resuelto el problema de Molyneux sobre la relación entre la vista y el tacto

Los casos prácticos, sin embargo, parecían apoyar la tesis de que las personas no tenemos esta capacidad innata. Un experimento recientemente realizado nos ha permitido resolver la controversia al respecto. Se buscaron jóvenes con problemas ópticos corregibles que iban a recibir tratamiento en la India (ya que en los países desarrollados este tipo de intervenciones se realiza cuando los pacientes son de una edad muy corta como para responder a preguntas posteriores). Se les ofreció una serie de objetos para identificar después de la operación, y la conclusión fue clara: no existía un reconocimiento inmediato por la vista de aquello que antes habían tocado con las manos. El problema de Molyneux había encontrado al fin respuesta.

Algunos de los participantes pudieron realizar tests en los días siguientes, y se confirma que los sujetos muy pronto empezaron a relacionar los estímulos provenientes de los dos sentidos. Al parecer, la noción de la forma física no se puede desentender fácilmente del medio en que se percibe, siendo distinta para el tacto y la visión.

Resulta muy interesante la resolución de este antiguo problema, especialmente porque en el ámbito de la neurología lo común es tratar a personas cuyos problemas les hacen perder habilidades, no es habitual comprobar como las ganan. En cualquier caso, estamos ante un avance aparentemente anecdótico, pero de utilidad para afrontar la difícil tarea de desentrañar el misterio que actualmente representa el cerebro humano.

Imagenes | ramsesoriginal y sochacki.info

Archivado en Ceguera, Vista
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