Andy Rubin es uno de los personajes de la industria tecnológica más de actualidad debido a su posición como cabeza visible del sistema operativo para móviles de Google.
Nació en 1962, y se licenció en Ciencias de la Computación en 1986. Pronto entró a formar parte de Apple, gracias a un contacto en la empresa que le devolvió un favor personal contratándolo. No iba a ser la compañía de la manzana la que le daría la fama, pero sí le permitió llegar a trabajar en el desarrollo del fallido Magic Cap, su primera aproximación al mundo de las entonces incipientes PDA. A continuación encadenó otro fracaso de la mano de WebTV, un proyecto que iba a transformar nuestros televisores en ordenadores conectados a Internet. En el año 2000 creó Danger, la empresa que estaba detrás del Sidekick. Este dispositivo nunca fue muy popular, en nuestro país no ha tenido siquiera presencia. Sin embargo, no cabe duda de que Rubin debió aprender mucho de lo que luego nos trajo en Android gracias a esta experiencia.
En 2003 abandonó Danger y fue uno de los fundadores de Android. Larry Page y Sergey Brin conocieron su trabajo en una conferencia y en 2005 adquirieron la empresa, lo que aceleró considerablemente el desarrollo. Andy pasó a ser vicepresidente de ingeniería en Google, y desde esta posición dirige con mano firme el destino del sistema operativo del robot verde.
A nivel personal, nos encontramos ante un verdadero geek, es aficionado a los helicópteros de radiofrecuencia, y tiene un lector de retina en la puerta de su casa. Ha admitido que en su hogar tienen un iPad, que pertenece a su mujer, aunque es de imaginar que muy pronto acabará en la basura y su lugar lo ocupará un Motorola Xoom.
En lo que respecta a su actual proyecto, parece que desde siempre tuvo en mente una plataforma corriendo sobre multiples dispositivos, lo que es al mismo tiempo el principal motivo del éxito de Android y uno de sus mayores problemas de cara el futuro.
Un único producto va a tener, tarde o temprano, limitaciones. También si fueran dos las tendrían. Pero si son cien productos, es ahí a donde queremos llegar.
De sus comentarios también se desprende que el modelo basado en el software libre es clave en su concepto de Android, un aspecto que no siempre es lo suficientemente valorado.
Creo que tenemos un ecosistema abierto, tenemos una plataforma open source, escogimos la licencia adecuada, no hay aspectos virales, es libre al 100%, es completa, es todo lo que necesitas para hacer un teléfono. Cuando juntas todo esto, todos estos ingredientes, potencialmente -aunque todavía hay controversia- podemos hacer un producto realmente exitoso.
También son interesante sus declaraciones sobre el trepidante ritmo de actualizaciones del sistema operativo, que muchos usuarios consideran excesivo.
Hemos visto un ciclo de lanzamientos rápido para poder alcanzar a la competencia, y estoy bastante convencido de que los hemos alcanzado. Así que los nuevos lanzamientos no van a ser para ponernos a su nivel, van a a estar centrados en la innovación.
Recientemente han estado de actualidad sus palabras amainando la polémica sobre la libertad en Android, respecto a la que ha dicho que seguirá siendo una prioridad como hasta ahora. Aclarando, eso sí, que los fabricantes que quieran usar las aplicaciones de Google deben comprometerse a evitar la fragmentación, y que el código de Honeycomb (la versión para tabletas) será público sólo cuando esté terminado.
Como podemos ver, Andy Rubin tiene a sus espaldas una importante carrera en el mundo de la electrónica de consumo, pero mi impresión es que lo más grande está por venir. Bajo su batuta, Android va librar una batalla muy dura contra iOS tanto en teléfonos como en tablets, y sus posibilidades de éxito son elevadas. Rubin nunca va a tener un perfil como Eric Schmidt o ser una celebridad como Steve Jobs, pero su visión y trabajo duro van a definir la dirección que tomen muchos de los productos de Google en los próximos años.