Admitámoslo, ningún gobierno se esfuerza lo más mínimo a la hora de acuñar las imágenes de sus monedas. Sin ir más lejos, para la emisión de los primeros euros parece que en ningún país europeo hubo demasiado trabajo detrás de los diseños para el reverso (el anverso es común en toda la Unión). En el caso español tenemos las monedas de uno y dos euros con la aburridísima efigie fosilizada del monarca; las de diez, veinte y cincuenta céntimos con un minúsculo retrato de Miguel de Cervantes con cuello de gola (sin nada que explique a quién pertenece la ilustre figura); y las de uno, dos y cinco céntimos con la fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago de Compostela.
Realmente todo un verdadero despliegue de creatividad y buen gusto, que casi queda al nivel de haber colocado un toro de Osborne, una flamenca o una paella con langostinos sonrientes en el vil metal. El caso es que dentro del nivel europeo no destacan especialmente por su fealdad, ya que con la excepción de los reversos de Italia (con el Hombre de Vitrubio de Leonardo Da Vinci, la escultura Formas únicas de continuidad en el espacio del futurista Umberto Boccioni o el Nacimiento de Venus de Sandro Botticelli) el resto se limitan a reyes y reinas en distintos grados de momificación aparente como el caso de Alberto de Bélgica y Beatriz de Holanda, o aburridos y trilladísimos símbolos nacionales como la Puerta de Brandemburgo en Alemania, el arpa de Irlanda o la alegoría femenina de la República en Francia. Si tienes curiosidad por contemplar el resto de diseños monetarios de la UE, en esta página web hay una buena recopilación con imágenes de todos ellos. Y si lo que te interesa es el proceso de fabricación de las monedas de euro, en el vídeo de la cabecera puedes ver cómo se crean las de dos euros.
Holanda
Dentro de tanto diseño tradicional, la novedad viene a raíz de una nota de prensa publicada por la Fábrica de Moneda holandesa con un nuevo diseño de monedas conmemorativas de su centésimo aniversario, de un valor facial de cinco y diez euros, que si bien en reverso conservan un retrato de una disecada Reina Beatriz, en el anverso presentan un código QR convirtiéndose en las primeras monedas de la humanidad en incluir algo de este tipo. Si bien los códigos QR están bastante extendidos para permitir el escaneo de billetes de avión o de tren (es el caso de los tickets de Renfe impresos desde casa), no se conocía nada similar en el campo de los billetes y monedas. Por lo pronto, al escanear el código nos remite a la web de la Fábrica de Moneda holandesa donde se nos auguran ”sorpresas” en un futuro cercano. ¿Quizás un enlace a la aburrida biografía de la persona representada en la moneda?
El caso holandés, siendo absolutamente novedoso al fusionar algo tan antiguo como las monedas con un moderno elemento tecnológico, no es el único entre las extrañas monedas de curso legal que podemos encontrar a lo largo y ancho del planeta. Si estáis interesados en estas curiosidades numismáticas podéis consultar la entrada 25 bizarras monedas de curso legal, de las cuales os resumimos los cinco casos más sorprendentes.
Somalia
Las monedas somalíes encabezan nuestro ranking de monedas estrambóticas, con una serie de ellas en tres dimensiones. Con formas de esfera, cono, cubo, pirámide y cilindro son realmente curiosas y atractivas, pero indudablemente deben de ser un auténtico trastorno a la hora de llevarlas en los bolsillos, especialmente siendo los chelines somalíes una de las monedas más devaluadas del mundo. Por supuesto, sin llegar al nivel del dólar de Zimbabue, país que como narran en este excelente post ha llegado a emitir billetes con un valor de nada menos que ¡cien billones de dólares!
República de Palaos
Esta pequeña isla del Pacífico puede presumir de haber emitido la primera moneda olorosa. Tal y como suena, aúna un sorprendente diseño en plata y metal coloreado con el sistema de rasca-y-huele para poder acercar a nuestros órganos olfativos lo que ellos llaman “esencia del paraíso”. No quiero ni pensar cómo puede oler una de estas monedas después de haber pasado por unos cuantos cientos de manos de ciudadanos palauanos.
Islas Cook
Los cookianos parecen decididos a intentar el más difícil todavía con un set de monedas en plata incluyendo un motivo floral en esmalte cloisonné (también denominado en castellano como esmalte “alveolado” o “tabicado”, ya que se fabrica manualmente creando pequeños huecos separados por tabiques, que son rellenados de polvo vítreo de vivos colores de forma que se solidifica al ser horneado). Dado el esfuerzo que requiere cada uno de estos pequeños esmaltes estoy seguro de que cada pieza debe de tener un valor facial astronómico.
Isla de Pascua (Chile)
Por un módico valor facial de diez dólares uno puede hacerse con estas monedas chilenas que incluyen un fondo en relieve en plata, y una de las enormes estatuas con forma de cabeza tan características de la Isla de Pascua. Lo sorprendente reside en que la estatua está unida por una pequeña bisagra en la zona inferior al cuerpo de la moneda, de forma que esta puede levantarse y sobresalir en un ángulo de noventa grados, permitiendo al mismo tiempo la contemplación en tres dimensiones de la misma y destrozar los bolsillos de las chaquetas y pantalones de cualquier chileno poco precavido que se atreva a pasearlas consigo.
Isla de Man
El conocido paraíso fiscal situado a pocos kilómetros de las costas de Gran Bretaña realizó esta horterísima serie de monedas triangulares decoradas con motivos jerogríficos del antiguo Egipto. No contentos con esta representación típica del más revenido y ecléctico gusto británico, coronaron el reverso con la efigie de la famosa máscara mortuoria del faraón Nebjeperure Tutankamón actualmente expuesta en el Museo Egipcio de El Cairo. Pese a que la Isla de Man no pertenece al Reino Unido, sí que comparte jefe de estado, de forma que se vieron obligados a incluir el retrato de la Reina Isabel en el anverso en una especie de competición de soberanos. En este caso hay que reconocer que el pobre Tutankamón, asesinado con apenas dieciocho años, tiene muchísima mejor cara que su homóloga británica.