Oscar Wilde y el difícil arte de la conversación

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Oscar Wilde dominó como pocos el difícil y efímero arte de la conversación. El libro “El arte de conversar” publicado por Roberto Frías en 2007 de fe de ello.

Si hubiera que buscar una palabra que definiera a Oscar Wilde esa sería, casi con total seguridad, ingenio.

Este novelista, poeta y dramaturgo irlandés llegó a convertirse en una auténtica celebridad de la época debido principalmente a su enorme capacidad para transformar mediante la palabra cualquier situación en cómica o hiriente o ambas a la vez.

Sus obras de teatro, novelas, cuentos y poemas cosecharon gran popularidad en vida del autor y aún así, todos los que le conocieron admitían que su verdadero arte no estaba plasmado al cien por cien en esas obras. Me refiero al efímero y complicado arte de conversar.

Wilde dominó y cultivó la conversación como pocos autores han hecho, ayudándole a abrirse un hueco en la alta sociedad londinense de la época y ayudándole a fraguar una fama que ha llegado hasta nuestros días, pues en una misma frase podía ser cruel, tierno y condescendiente a la vez y no dejar nunca de lado el humor y la cordialidad.

Oscar Wilde

Oscar Wilde, fuente:http://wikipedia.org

Esta capacidad de Wilde para la conversación y el relato oral, ampliamente documentada por cronistas de la época, fue objeto de estudio por parte del crítico y traductor mejicano Roberto Frías quien, en 2007, publicó el magnífico libro “El arte de conversar”, construido alrededor del considerado último gran bardo irlandés.

En este magnífico libro, producto numerosas horas de investigación, recopilación y trabajo, Frías recoge documentos de tres tipos: cuentos que el propio Wilde contó de viva voz y que amigos o conocidos transcribieron, fotografías y caricaturas de Wilde y, por último, citas escogidas de sus obras o de conversaciones transcritas por terceros que enmarcan perfectamente lo que este autor fue y lo convierten en una obra imprescindible para entenderlo en su totalidad.

Como muestra unas citas extraídas de este volumen:

Un cigarrillo es el ejemplo perfecto del placer perfecto: es exquisito y lo deja a uno insatisfecho.

La educación es algo admirable, pero de vez en cuando conviene recordar que nada que valga la pena saberse puede ser enseñado.

Entre Hugo y Shakespeare se agotaron todos los temas. La originalidad es imposible, incluso al pecar. Así que ya no quedan verdaderas emociones, sólo adjetivos extraordinarios.

Archivado en Literatura, Novela, Oscar Wilde, Poesía
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