La compañía holandesa The Pill Tree nos propone una aventura espacial para móviles Android de la mano de una de las criaturas más populares en Internet: el gato. Somos muchos lo que adoramos a los mininos, aunque tampoco falte quien esté cansado de la actual sobredosis de vídeos y fotos en las que estos animales muestran su lado más tierno. De todas formas, su presencia suele ser garantía de éxito.
El título que nos ocupa lo protagoniza un felino montado en un platillo volante, que debemos llevar cuidadosamente hasta el final del nivel. Si capturamos tres ratones a lo largo de la fase iremos obteniendo puntos extra. El control resulta muy sencillo, pulsando la pantalla para que nuestra nave se eleve (volverá a caer enseguida por la fuerza de la gravedad) y manejando el acelerómetro para ir en una dirección concreta. Perderemos vida cada vez que tropecemos con un obstáculo, aunque con regularidad aparecen botiquines para recuperar salud. Tampoco el combustible de nuestro vehículo es ilimitado, y en ocasiones necesitaremos localizar una estación de repostaje para continuar con nuestro periplo. Los niveles se hacen bastante cortos, perfectos para jugar partidas ocasionales en cualquier situación.
Hay una serie de logros que se obtienen al llevar a cabo determinadas acciones, y de los que presumiremos gracias a la integración del juego con las redes sociales. Además, disponemos de la posibilidad de personalizar ampliamente tanto al gato protagonista como la nave que utiliza. Para ello usaremos las “Pills”, unas monedas virtuales que habremos de comprar, o bien conseguir mediante el intercambio con otros usuarios de un código único que cada juego incluye. Es importante señalar que la descarga inicial del juego no tiene ningún coste, pero que los niveles extra se adquieren con estas “Pills”. Se recomienda un terminal tipo Nexus One o superior, ya que los gráficos rayan en un nivel bastante alto.
En definitiva, estamos ante un producto sencillo, pero divertido. Su mecánica resulta muy repetitiva, sin embargo, eso no representa un problema para disfrutarlo en momentos puntuales de aburrimiento. A no ser que, al igual que me ha ocurrido a mí, acabes enganchado a su estilo directo y jugabilidad asequible, y te hagas un fan del SpaceCat. Desde luego, vale la pena darle una oportunidad.
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