La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos es una de las instituciones de conservación del patrimonio cultural más prestigiosas del mundo y la naturaleza de ciertos documentos conservados en ella la sitúan en el mapa del peregrinaje cultural llegando a compararse con instituciones tan prestigiosas como el Museo del Louvre o el Museo del Prado.
Con un catálogo de más de 138 millones de documentos, esta biblioteca recoge más de 30 millones de volúmenes escritos en más de 400 idiomas diferentes y en torno a 61 millones de manuscritos. Entre las obras que atesora se encuentran ciertos documentos únicos y de valor incalculable como son la declaración de independencia de los Estados Unidos o un original de la Biblia de Gutemberg en perfecto estado de conservación.
Pero esta biblioteca no sólo alberga documentos escritos y su compromiso de conservación va más allá de dichos límites: desde 1988 se ocupa de gestionar una colección de cine que pretende conservar y revalorizar obras cumbre del séptimo arte que destaquen por su influencia en la cultura estadounidense.
Hace tan sólo un par de días se publicaba la lista de las veinticinco películas que este año pasarán a engrosar el ya de por sí amplio catálogo de la biblioteca. En esta lista se incluyen títulos tan diferentes como “Bambi”, “Forrest Gump” o “El mariachi”.
También se incluyen The lost weekend del maesto Billy Wilder, la emotiva The kid de Charles Chaplin o el clásico de John Ford The Iron Horse.
Como casi siempre, la decisión de qué películas pasan a formar parte del patrimonio cultural de una nación (o de toda la humanidad) es una cuestión subjetiva y cada cual puede estar o no de acuerdo con que una determinada obra sea considerada una obra maestra. Lo que no admite discusión es que el cine es un gran espejo de la cultura y la sociedad y que iniciativas como la llevada a cabo por la Biblioteca Nacional del Congreso de los Estados Unidos contribuyen a dignificarlo y a darle el lugar que se merece dentro de la historia de la humanidad.
