En 1949 George Orwell publicó la que sería su última novela y que fue, probablemente, el proyecto literario más ambicioso de su carrera: 1984.
De marcado carácter diatópico, el libro recrea un futuro cercano en el que las libertades del individuo se han diluido hasta límites insospechados sometiéndose la independencia personal bajo un totalitarismo asfixiante y demencial.
A través de la figura de Wiston Smith, un funcionario del Ministerio de la Verdad, se nos introduce en un mundo controlado por una oligarquía fuertemente jerarquizada y con una cabeza visible (el Gran Hermano o Hermano Mayor) que la representa y en el que se intuye más un personaje mitológico que una persona real.
Existen en la novela dos aspectos clave que ayudan a entender la manipulación que Orwell denuncia en los que tienen el poder. El primero sería la neolengua, una simplificación de la lengua antigua (o lengua original) que elimina conceptos y palabras peligrosas, un método de control que permite limitar el pensamiento crítico. El segundo aspecto clave sería el propio Ministerio de la Verdad en el que trabaja el protagonista y que se dedica continuamente a reescribir la historia con el fin de aumentar la credibilidad de las decisiones tomadas por El Partido.
Estamos ante una obra de concepción compleja y desarrollo significativamente denso que muestra gran parte de las inquietudes de Orwell ante la posibilidad de un régimen totalitarista y los excesos que, independientemente de su orientación ideológica, acaban cometiendo los gobiernos de esta índole.
A pesar de contar con más de sesenta años, la historia no se nos muestra ajada ni ajena debido a la gran capacidad de Orwell para diseccionar la condición humana y muchos han visto en ella un gran paralelismo con la sociedad actual, especialmente en el control que ejercen sobre los medios de comunicación lo que ostentan el poder. Esperemos que este libro siga siendo una llamada de atención permanente y nos permita estar atentos a este tipo de movimientos para que la sociedad orwelliana no llegue a ser nunca una realidad completa.
Un libro muy interesante, que yo creo que describe muy bien muchas situaciones de nuestro día a día. Aunque al final resulta que no hay un partido único que quiera controlarlo todo, sino que varias entidades supuestamente enfrentadas son las que defienden sus intereses y los de una élite social deformando la percepción de la realidad e intentando intoxicar la información.
Pero muchos grupos a la vista de todo el mundo podría crear sensación de debilidad, por eso la existencia de un partido único y un “Hermano Mayor” (un ser mitológico que representa el poder) que interponen una pantalla entre la opinión pública y la oligarquía gobernante. Tampoco es tan diferente a nuestro sistema actual…
Miguel, ¿Seguro que no tenemos un partido único y enemigos imaginarios? ¡Qué recuerdos! En 1984 leí este libro, donde conocí y me enamoré de Orwell. Y buena adaptación al cine,aunque no es lo mismo, claro. Recuedo muchas cosas del libro (la lotería tocaba a desconocidos, las bombas sólo caían en el barrio de los proletarios…) Pero, sobre todo, el enorme desconsuelo que me quedó al terminar el libro, el “mal cuerpo” que me dejó.
Muy interesante e útil.. Cada día se piensa más en ello.. En el control de solo un bando..