Jean Giraud nació en 1938 en Francia, y ha fallecido el pasado 10 de marzo en el mismo país. De su vida personal podemos decir que sufrió una infancia difícil, se casó y tuvo dos hijos y que era vegetariano y aficionado a la marihuana (la dejó a los 65 años, lo que terminó por dar lugar a la obra “Inside Moebius”). Este seudónimo lo acompañó en toda su carrera ligada a la ciencia ficción, aunque no tenía el objetivo de ocultar su identidad, sino ser un alter ego que le permitiera expandir su universo creativo. La popularidad, sin embargo, le llegó con el western de “El Teniente Blueberry”, en el que ejercía de dibujante.
Ya en el género la fantasía, ha realizado trabajos tan importantes como “Arzach”, “El Garaje Hermético” o “El Incal”. Precisamente esta última saga es su franquicia más exitosa, en la que colaboró con Alejandro Jodorowsky. También destaca la trilogía “El corazón coronado” y la serie “Edena”. Su estilo visual varía mucho entre sus obras, pero quizá el más característico es la línea fina en la que hace un uso de un color poco natural y un dibujo escasamente detallado. Reconoce haber recibido influencias japonesas, como las de la película Akira de Katsuhiro Otomo, e incluso llegó a participar en un proyecto sobre Silver Surfer de una editorial americana.
Los más geeks debemos agradecerle su labor en “El Quinto Elemento” como diseñador, así como su colaboración en el mítico videojuego “Panzer Dragoon”. Su influencia en el mundo del cómic está fuera de toda duda, pero otros ámbitos de la ciencia ficción también se ha visto afectados, por ejemplo películas como “Alien”, “Blade Runner” o de “La Guerra de las Galaxias”. Tampoco podemos obviar su faceta de guionista, sin ir más lejos retomando la serie de Blueberry en su madurez.
Aunque no conozco la obra de Moebius al completo, sagas como “El Incal” o “Edena” han representado para mí un soplo de aire fresco en género de la ciencia ficción. Su estilo de dibujo, que al principio valoré como poco elaborado, creo que aporta a estos trabajos un valor extraordinario, les da una personalidad única y nos permite ver como el autor evoluciona creativamente. En definitiva, estamos ante una gran pérdida para el mundo del cómic y del arte en general.
¡Grande sin duda!