Jeffrey Archer llegó a la literatura de casualidad: con 29 años se convirtió en miembro de la Cámara de los Comunes y cuando quebró la compañía Aguablast (en la que tenía invertido todo su dinero) abandonó el cargo y escribió Ni un penique más, ni un penique menos, una historia sobre un hombre estafado que tras su publicación en 1976 se convertiría en todo un superventas y marcaría el inicio de una exitosa carrera literaria que continuaría con títulos tan conocidos como Kane y Abel, El cuarto poder o El undécimo mandamiento.
Dicen que este aristócrata hijo de un timador heredó de su padre la capacidad para la mentira y por eso cuando el periódico The Daily Star le acusó de pagar 2000 libras a una prostituta y declararlas como dietas de viaje, demandó al periódico, mintió reiteradamente y obtuvo una indemnización de medio millón de libras. Doce años después se descubrieron sus mentiras y tuvo que devolver todo el dinero.
En 1994 volvió a mentir cuando le acusaron enriquecerse aprovechándose de información confidencial en la compra de acciones y él lo negó reiteradamente. Las mentiras acerca de este caso lo llevaron a prisión tras ser condenado a cuatro años por perjurio y obstrucción a la justicia.
Lejos de hundirse por esta circunstancia el exvicepresidente del Partido Conservador y amigo íntimo de Margaret Tatcher aprovechó para firmar un suculento contrato con la editorial Macmillan y escribir durante el cumplimento de su condena.
Archer acumula ventas que se cifran en más de 250 millones de ejemplares (con traducción a 37 idiomas diferentes) y algunas de sus novelas han sido llevadas a otros formatos como la televisión.
Su obra no deja de ser literatura de consumo pero su estilo y originalidad, así como la facilidad con que entremezcla diferentes tramas en una sola lo convierten en un escritor diferente digno de ser tenido en cuenta.
¿No conocías a Jeffrey Archer? Quizá sea un buen momento para empezar a leerlo. Os recomiendo encarecidamente el libro de relatos Casi culpables.