El término microgravedad se emplea para aquellas condiciones en que las fuerzas G son casi igual a cero. No, no se trata de una serie de anime, sino de la medida de fuerza que determina intuitivamente la aceleración, que no es otra cosa que la fuerza de gravedad. Este vídeo de los laboratorios Argonne nos muestra en acción un dispositivo que logra generar estas condiciones sin tener que viajar seis millones de kilómetros. Los resultados, como podéis ver, son realmente asombrosos.
El “levitador” acústico logra generar la microgravedad a través de dos pequeños altavoces que emiten ondas sonoras ligeramente por encima del rango audible (22 KHz). Al alinearse los altavoces, las ondas de sonido interfieren perfectamente unas con otras provocando un fenómeno conocido como onda estacionaria. Esto quiere decir que se generan nodos que son puntos fijos o inmóviles en la onda. Es justo en estos nodos donde se generan las condiciones de microgravedad que permiten que pequeños objetos queden suspendidos.
Este invento puede generar importantes desarrollos en una industria que poco parece tener que ver con el espacio: la farmacéutica. Y es que el dispositivo de la NASA permite la evaporación de sustancias sin que éstas tengan que estar en un contenedor. Esto, a su vez, hace posible generar medicamentos amorfos (molecularmente hablando) que son mucho más efectivos que los tradicionales cristalinos, es decir, que se requiere una dosis menor de medicamento dado el aumento de su biodisponibilidad y la facilidad de absorción. ¿Podíais imaginar que este artefacto tuviera una aplicación así?