El Resplandor (1980)
Como la mayoría sabréis, Stanley Kubrick se inspiró en una novela de Stephen King pero puede que no sepáis que éste se basó en una experiencia personal propia. King y su mujer Tabitha se hospedaron en un hotel de Colorado, el Stanley Hotel, que no sólo estaba completamente vacío de huéspedes sino que, además, estaba todo recogido y listo para cerrar aprovechando el fin de la temporada turística.
El matrimonio tenía todo el hotel para ellos solos pero por lo visto la experiencia no fue demasiado agradable ya que King sufrió esa misma noche una horrible pesadilla en la que su hijo de tres años gritaba mientras corría despavorido de una manguera de incendios que le perseguía a lo largo de los solitarios pasillos del hotel. El escritor se despertó bañado en sudor, pero en lugar de darse la vuelta e intentar dormir como haríamos la mayoría, él aprovechó para ponerse a escribir unas líneas que después servirían de base de su famosa novela.
Los Extraños (2008)
Y hablando de experiencias personales, Bryan Bertino, director y guionista de Los Extraños (The Strangers), se inspiró en su propia infancia para escribir su debut en el cine. Cuando era pequeño, Bertino y su familia vivían en una casa en medio de la nada y una noche, mientras sus padres estaban fuera, alguien llamó al timbre. Su hermana pequeña abrió la puerta y se encontró con unas personas que preguntaban por alguien que no vivía allí. Días después supieron que esas personas se dedicaron a llamar a la puerta de casas de la zona, y en las que no respondieron, entraron a robar.
Pero ésta no fue la única inspiración de Bertino ya que el director reconoce que mientras escribía el guión también tenía en mente tanto los crímenes de Charles Manson como los asesinatos de Keddie, un caso de los años ochenta que sigue sin resolverse en el que un matrimonio y sus dos hijos fueron brutalmente asesinados en una cabaña en medio del bosque.
Tiburón (1975)
Steven Spielberg es el culpable de que muchos, cuando nos bañamos en el mar, miremos a nuestro alrededor en busca de una aleta amenazante a pesar de que el porcentaje de ataques de tiburones a humanos al cabo del año es realmente bajo en comparación a, por ejemplo, el porcentaje anual de muertes en carretera. Pero a pesar de las estadísticas, el rey Midas de Hollywood le puso el ojo a una serie de ataques relatados en un libro de Peter Benchley titulado Jaws.
Al parecer, en 1916 un grupo de tiburones mató a cuatro personas y causó múltiples heridos en las playas de Nueva Jersey. La noticia causó una gran alarma social que acabó provocando que cientos de veraneantes huyeran de la costas del país. No se ha vuelto a repetir un incidente de ese calibre pero ya no hay manera de que los pobres tiburones se quiten de encima la fama de devora hombres.
The Girl Next Door (2007)
El film se basa en la novela The Girl Next Door de Jack Ketchum que narraba la extremecedora historia de Sylvia Likens. Debido a diversos problemas familiares, Sylvia y su hermana pequeña fueron dejadas al cargo de Gertrude Baniszewski, una mujer aparentemente respetable y madre de seis hijos, con el fin de proporcionarles a ambas una vida mejor que la de feriantes.
Pero nada más lejos de la realidad ya que Baniszewski no sólo no cumplió su promesa sinó que convirtió la existencia de la joven Sylvia en un infierno torturándola en el sótano de su casa durante tres largos meses. Además, animó a sus seis hijos y a diversos chicos del vecindario a que abusasen de ella, y a pesar de que todo el mundo sabía lo que sucedía, nadie se atrevió a hablar hasta que Sylvia apareció muerta.
Las Dos Vidas de Audrey Rose (1977)
Y acabamos con otra adaptación de novela, en este caso de Audrey Rose de Frank De Felitta, que cuenta la historia de un padre que insiste en que el alma de su hija muerta se ha adueñado del cuerpo de otra niña. El autor se inspiró en un misterioso fenómeno experimentado por su hijo Raymond y es que por lo visto, un buen día, éste soprendió a su familia al ponerse a tocar el piano como un verdadero profesional cuando nunca había demostrado tener ningún tipo de talento musical.
El pequeño, que por aquel entonces tenía seis años, defendía que los dedos lo hacían solos, y a sus aterrorizados padres nos se les ocurrió otra cosa mejor que acudir a Barbara Ryan, una famosa ocultista de Los Angeles que definió el repentino talento de Raymond como una fuga de encarnación. Según Ryan, el alma de Raymond había rescatado de su memoria, tal vez por error, un talento de una de sus múltiples vidas pasadas. De Felitta no hizo demasiado caso al tema pero al menos la experiencia le sirvió para escribir una novela.
Vía: Flavorwire