Presentemos el problema sin rodeos: a día de hoy, Windows Phone 8 tiene anunciados únicamente cinco terminales, de tres fabricantes distintos. Queda más o menos un mes para su salida, y no parece que marcas como ZTE o Huawei, que también mostraron interés en la plataforma, vayan a sacar un dispositivo en la primera tanda de lanzamientos. Por mucho que el software corrija las carencias de su predecesor y aporte muchas características atractivas, el hardware es una parte clave de la ecuación, y parece que Microsoft se va a encontrar con un problema grave en este frente, que no sabemos cuánto tardará en solucionar.
Y es que apenas ha conseguido convencer a socios para colaborar en su ecosistema. Nokia ha elegido obviar Android, por lo que está forzada a apostar todo por Windows Phone. Samsung sólo ofrecerá un terminal, que es interesante, pero que resulta muy escaso en una marca que suele lanzar docenas de dispositivos al año. Seguramente, los coreanos no confían demasiado en Microsoft, y han decidido no correr riesgos. HTC, una empresa que siempre ha tenido muy buena relación con los de Redmond, es la única que verdaderamente debe creer en la plataforma. Pero se echa en falta a Sony, y más aún a LG, que lanzó modelos en la anterior generación.
Aparte de resultar pocos dispositivos, estos no destacan por su variedad. El Samsung ATIV S es el más atractivo por su gran tamaño y estética diferente, pero entre los nuevos Nokia Lumia y los Windows Phone by HTC las similitudes son muchas. Ya no se trata de que no tengamos la multitud posibilidades de elección del mundo Android, sino de que los fabricantes aportan muy poco a sus modelos, y únicamente ofrecen modelos de gama alta y media, dejando la gama baja para el futuro Windows Phone 7.8.
En conclusión, los consumidores se van a encontrar con un catálogo de dispositivos reducido, y con unos precios no siempre demasiado competitivos. En mi opinión, el resultado de esto será que el trabajo que ha realizado Microsoft con su sistema operativo móvil quedará deslucido. Sin embargo, los chicos de Steve Ballmer también deben ser culpables de esto, dado que el gran control que imponen sobre la plataforma nos hace pensar que han tenido mucho que ver en el diseño del hardware. En cualquier caso, sólo podemos desear que en poco tiempo lleguen a las tiendas más modelos de muchos fabricantes para unirse a los que ya conocemos.
¿Cuál es tu opinión respecto a este tema? ¿Consideras que estos cinco modelos ofrecen suficientes alternativas a la amplia mayoría de los consumidores, o crees que muchos compradores se decepcionarán al no encontrar un terminal que se adapte a sus necesidades?
No lo veo un verdadero problema… aún. Hoy por hoy se siguen comprando Windows Phone sin ser conscientes de que no serán compatibles con en nuevo Windows. Es algo similar a lo que ocurre en Android: la inmensa mayoría de compradores no es consciete de que su terminal no actualizará, hasta que ya es demasiado tarde. Si las ventas de esos pocos (y como bien señalas, similares) terminales son buenas, y creo que lo serán, varias empresas se acercarán a Microsoft. No obstante, un buen empujón será la integración de móvil con ordenador, y eso, hasta que Windows 8 no esté popularizado no se dará.