Sus referencias culturales y su metahumor
Más que una serie, 30 Rock es una metaserie. Y lo es porque nos muestra los entresijos locos de un loco aunque dolorosamente verosímil programa de televisión pero también porque se pitorrea de la industria de la televisión en general y de la NBC en particular en sus mismísimas narices. Como dicen en mi tierra, Tina Fey y compañía se rien del muerto y de quien lo vela, y son capaces de mezclar algo tan serio como un posible conflicto diplomático con Korea del Norte con una referencia al último reality trash de moda o a cualquier otra cosa. Su universo referencial no conoce límites y ni el mismísimo rey de los nerds sería capaz de abarcarlo.
Sus falsos programas y películas
Y hablando de realities trash, la NBC imaginaria que muestra 30 Rock está tan desesperada por encontrar un éxito como la real y no duda en probar cualquier formato que se les ocurra. Gracias a eso hemos podido ver parodias de todo tipo de programas, desde Queen of Jordan, esa especie de The Real Housewives of… protagonizado por la mujer de Tracy, a Americas Kidz Got Singing, el pseudo Americas Got Talent infantil con una Jenna haciendo de Risto Mejide, pasando por MILF Island, un Supervivientes con preadolescentes en una isla llena de MILFs.
Pero no todo es televisión ya que también nos han proporcionado gloriosísmos films falsos como los protagonizados por Tracy Jordan (Black Cop, White Cop, Sherlock Homie, Who Dat Ninja?, Fat Bitch o Hard to Watch) o la mítica (e impronunciable) The Rural Juror, el film protagonizado por Jenna cuya canción puso fin a la serie.
Sus estrellas invitadas
Por 30 Rock ha pasado estrellas de primer nivel, de las de verdad, y todas demostraron tener mucho más sentido del humor del que parecía a simple vista y, en algún caso, nulo sentido del ridículo. La lista es larguísima: Oprah Winfrey, Al Gore, Condolezza Rice, Jon Bon Jovi, Tom Hanks, Julianne Moore, Salma Hayek, Susan Sarandon, Isabella Rossellini, Alan Alda, Sheryl Crowe, Elvis Costello, Conan O’Brian, Larry King, David Schwimmer, Carrie Fisher, Bryan Cranston, Steve Buscemi… por no hablar de los terribles novios de nombres imposibles de Liz interpretados por rostros tan conocidos como Michael Sheen, Matt Damon, James Marsden o incluso Jon Hamm, que le acabó cogiendo el gusto a la comedia y pronto se convirtió en uno de los habituales.
Mención aparte se merece el cameo de Aaron Sorkin, con el que en su momento tuvo sus más y sus menos.
Sus personajes secundarios
Los secundarios de 30 Rock juegan un papel importantísimo, y no hubiese sido lo mismo sin la egomanía y las canciones locas de Jenna, ni sin las excéntricas absurdeces de Tracy (a pesar de que a muchos nos parezca un personaje absolutamente odioso), ni sin la perturbadora inocencia y el servilismo de Kenneth, ni sin la miserable vida familiar de Pete, ni sin el equipo de guionistas que hace cualquier cosa menos trabajar, pero, ante todo, no hubiese sido lo mismo sin Jack Donaghy y sus Good God, Lemon.
Y es que a pesar de que el peso de la serie recae sobre los hombros de Liz, que por algo es la protagonista, la relación de amistad sincera e incondicional que mantiene con Jack es el verdadero eje de la serie. Sus orígenes no pueden ser más diferentes y jamás conseguirán ponerse de acuerdo en nada pero, a pesar de los pesares, se necesitan y siempre están dispuestos a ayudar al otro, por más incomoda que sea la situación.
Liz Lemon
Se suele decir que Liz Lemon es heredera de personajes como Mary Tyler Moore, Maude Findlay o Murphy Brown, todos ellas mujeres fuertes e inteligentes que se enfrentan a un mundo que se empeña en complicarles la vida, pero es que, además de todo eso, Liz es un autentico desastre y hace bandera de ello.
Tiene su propio lenguaje, el lemonismo (blergh, myirt, what the what, shark farts, high fiving a million angels, lizzing I Want To Go There), y sabe que su amor por la comida es desmesurado y que, como no para de repetirle Jack, no estaría mal que pusiera un poco de orden en su caótica vida, pero prefiere no hacerlo y finalmete nos demuestra que se puede madurar sin perder la esencia de uno mismo, por muy friki que se sea y por muy especial que sea el momento.
Un personaje especial para una serie especial y, probablemente, irrepetible. Se les echará de menos.