Según el último informe La economía móvil 2013 realizado por GSMA, organizadora del MWC 2013, los ingresos totales del sector de la telefonía móvil alcanzaron los 1,6 billones de dólares (1,2 billones de euros) en 2012, lo que supone nada menos que el 2,2% del PIB mundial. Se tiene previsto que la industria móvil invierta hasta el año 2017 1,1 billones de dólares, así como que contribuya con impuestos y cotizaciones con 2,6 billones de dólares.
Además, en este informe podemos apreciar que el número de abonados a servicios móviles ha alcanzado la cifra de 3200 millones de usuarios, casi la mitad de la población mundial, y se espera que se llegue a la simbólica cifra de 4000 millones en el año 2018.
Existen actualmente 6800 millones de líneas, incluyendo las que conectan dispositivos entre sí, y se prevé que este número ascienda hasta los 9700 millones a finales de 2017. De todas estas conexiones, la banda ancha móvil representa 1600 millones, esperando que superen los 5000 millones en 2017.
Casi el 50% de todas las nuevas conexiones entre este 2013 y el 2017 se realizarán en Asia, mientras que el 22% tendrán lugar en Europa y Norteamérica. Las conexiones 4G alcanzarán los 920 millones de conexiones, pasando a representar una de cada cinco, cuando hasta ahora eran una de cada 25.
Esta proliferación de las conexiones móviles, y la inmensa penetración de los smartphones (sobre todo en los mercados emergentes) ha hecho que el tráfico aumente exponencialmente, dando lugar a que el volumen total de 2012 fue mayor que el producido en todos los años anteriores desde la creación del teléfono móvil. Es más, se espera que este tráfico crezca a un ritmo anual del 66% hasta 2017.
En estos próximos cinco años, se prevé que “el ecosistema del móvil va a crear 1,3 millones de empleos”, según señaló Mark Page, director de AT Kearney Communications, coautor del informe. En el documento podemos encontrar varios factores importantes para el crecimiento de esta industria, como que los operadores tengan un acceso adecuado al espectro radioeléctrico o que exista un marco regulatorio funcional, tanto en competencia, como en licencias, propiedad intelectual y, por supuesto, fiscalidad.