Hace unos días Andrew Mason dejaba en su cuenta de Twitter una pregunta: ¿Es posible generar un filtro en Gmail para enviar una respuesta automática y rebotar correos de más de cincuenta palabras? Algo que agradecería un personaje como él que, sin duda, recibía cientos de correos cada hora, pero que no queda claro si un simple mortal con un uso moderado de su cuenta podría decir lo mismo. Pero Robert Boyd, ingeniero de software de Groupon, respondió al reto generando un útil script.
Possible to write a gmail script to autoreply & bounce emails longer than fifty words?
— Andrew Mason (@andrewmason) 25 de febrero de 2013
Si os interesa podéis ver el código que Boyd ha compartido en el portal Business Insider. Basta con copiar y pegar en Google Scripts, y también podéis personalizar el filtro tanto en extensión como en el mensaje de la respuesta automática. Algo útil para quien recibe demasiada correspondencia electrónica o para quien no quiere dejar los mensajes sin respuesta. Quizá el límite de cincuenta palabras sea un poco exagerado, pero la posibilidad de personalizar la cifra sí que puede resultar interesante.
Hay quien ha señalado esto como un error, pues podría generar un efecto chat que haga que más de un mensaje sea necesario. Justo el efecto contrario al deseado. Twitter, por ejemplo, permite algo así como 25 palabras (equivalente aproximado de los 140 caracteres), por lo que Gmail podría convertirse con esto en una caótica línea del tiempo al estilo de la red social. Aunque, por otro lado, se obligaría al envío de información concreta acompañada de vínculos para lo que se quiera ampliar o profundizar. De manera que no es tan sencillo determinar si la idea es completamente inútil.
La pregunta sería si el problema de los correos electrónicos está en su extensión o en el número de los mismos que se recibe. Quizá la respuesta se encuentre en algún lugar intermedio entre estas opciones, por lo que, al menos, la idea de Mason y la respuesta de Boyd abren un campo para la reflexión y la prueba respectivamente. ¿Qué pasaría si nuestros contactos reciben una respuesta de nuestra parte pidiéndoles brevedad en sus mensajes? La curiosidad es lo menos que uno puede sentir. Bien podría tratarse de una forma de comenzar a educar en esa sabia máxima latina: esto brevis et placebis, o lo que es lo mismo, sé breve y agradarás. ¿Os animáis a probar?