Ayer, la multinacional de la manzana mordida realizó un evento para la prensa, en el auditorio de su sede de Cupertino, donde enseñó sus nuevos terminales estrella, el iPhone 5s y el iPhone 5c. No tengo queja respecto a los productos revelados, difícilmente se pueden considerar revolucionarios, pero van en sintonía con la trayectoria de la compañía en los últimos años. La decisión de lanzar un modelo de “bajo coste” no resultaba novedosa y ya hablamos de que representa un reto para la propia Apple, pero el tema que me ha llamado la atención ayer fue la presentación en sí.
Aún recuerdo esas míticas keynotes en las que contábamos con la hipnótica presencia de Steve Jobs y que destilaban magia por los cuatro costados. Pero no era el mítico directivo su único factor diferencial, ya que hace años no resultaba común que hubiera las continuas filtraciones y rumores que se dan a día de hoy. Cabían dudas respecto a lo que se iba a presentar, nervios por el futuro de una compañía que era mucho más pequeña y para nada dominante, existía lugar para la sorpresa. Incluso cuando empezaron a generarse rumores, al principio resultaban más bien difusos, teníamos algunas pinceladas de lo que íbamos a ver pero no detalles concretos.
La presentación de ayer fue la antítesis de todo esto. Yo mismo hubiera podido escribir el guion: un poco de autobombo, alguna característica de software inédita, repaso a iOS 7 y presentación de los nuevos aparatos. Debido a las innumerables filtraciones previas, sabíamos perfectamente lo que iban a mostrar, sus características más novedosas y hasta el aspecto exterior. Y los chicos de Tim Cook no han sorprendido en lo más mínimo, si acaso ha resultado inesperado el anuncio de que iWork se volvería gratuito para los nuevos dispositivos, que podemos calificar como positivo.
En definitiva, una presentación bastante descafeinada, que demuestra que Apple no es la de hace unos años, ya no sólo por la falta de innovación, sino porque las piezas sustraídas de sus proveedores (tal es la atención mediática alrededor de la empresa) hacen que les resulte imposible mantener en secreto un producto de hardware que tengan previsto lanzar en un plazo más o menos corto. Desde luego, las keynotes de la multinacional han pasado de representar unos eventos de lo más emocionante a simples rutinas de lo más aburridas. Me parece una verdadera pena, pero me temo que Apple no puede hacer nada al respecto.
¿Qué opinas del tema? ¿Echas como yo de menos las presentaciones intrigantes, o crees que esta situación es reflejo del interés que causa Apple?