El consejero de cultura catalán, Ferran Mascarell, anunciaba hoy la propuesta de impuesto para las compañías telefónicas. Se trataría de una tasa de 0,25 euros al mes por cada conexión a internet que contraten las operadoras en Cataluña y sólo se aplicaría a las líneas fijas. El impuesto tiene esperado recaudar unos 20,5 millones de euros al año.
El motivo sería recolectar fondos para el sector audiovisual catalán, más concretamente un fondo para el fomento de la industria audiovisual y otro para fomentar el acceso a internet a los equipamientos culturales y para el fomento de productos digitales sobre el patrimonio catalán. El consejero lo ha explicado así:
Es necesario fortalecer y ayudar a la producción propia audiovisual, como ocurre en otros países europeos cuando expresan la excepción cultural para defender en positivo su legado cultural y lingüístico.
Las principales compañías del sector — Movistar, Ono, Vodafone y Jazztel — se han mostrado en contra de la propuesta, calificándola de injusta y arbitraria. Aunque el político catalán afirma que se conseguirá llegar a un acuerdo.
Mascarell también ha “pensado” en los consumidores, aclara que el impuesto no afectará a los ciudadanos:
Se garantizará que las operadoras no repercutan el impuesto en el usuario final.
Añade que de esto se encargará la Agencia Tributaria de Cataluña y los órganos competentes en materia de consumo. En resumen, que las operadoras tendrán que asumir unos gastos extras por el impuesto de unos 8 millones de euros mensuales, algo que supongo ni el propio consejero se lo cree, ya que todos lo cánones y tasas añadidos siempre lo acabamos pagando los de siempre.
Así que los ciudadanos catalanes tendrán que hacerse cargo de una subida de impuestos más por parte de la Generalitat. La propuesta podría aprobarse en verano, todo lo que sea recaudar nunca se retrasa.
