Lo cierto es que hace bastantes años que estoy posicionado en contra de la piratería y a favor de las industrias culturales y de entretenimiento. Pero eso no quiere decir que todo valga para proteger unas compañías que, muchas veces, viven en el pasado. En nuestro país tuvimos que soportar un ilógico canon sobre los medios de almacenamiento, sin importar cuál fuera su uso real. Y todavía está en vigor una ley más que dudosa para luchar contra las páginas de descargas. Ahora llega una medida aun más polémica, que quiere hacer pagar al mundo digital por la imposibilidad del cine local para auto financiarse.
Ferran Mascarell, consejero de Cultura de la Generalitat catalana, pretende implantar en su territorio un impuesto sobre las conexiones a Internet que se utilizaría para ayudar a la industria del cine de la comunidad. ¿Por qué deben ser las conexiones a la red las que subvencionen este sector? No me parece mal que se quiera incentivar la cultura (dentro del margen posible en el entorno actual de crisis económica y social), pero considero un poco arbitrario que se cree un impuesto especial sobre un servicio concreto y que no se financie con cargo a los presupuestos ordinarios.
Otro tema delicado es que el conseller asegura que las facturas de los usuarios no se verán afectadas, según sus conversaciones con las operadoras. Como las empresas no van a renunciar a sus márgenes de beneficios, a medio plazo esto significará que todos los internautas españoles estaremos pagando para sostener el cine catalán. La solidaridad interregional siempre genera acalorados debates pero, en mi opinión, esta iniciativa resulta injusta. Desde luego, la buena intención de fomentar la cultura de la comunidad queda eclipsada por una puesta en práctica desafortunada. Esperemos que la medida no llegue a aprobarse, y mucho menos que se extienda a otras regiones.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que el impuesto está justificado, o no consideras adecuado cargarlo sobre las conexiones a Internet?