Ahora mismo, casi todo está en Google, y eso puede representar un problema para la privacidad, aun mayor que el espionaje estadounidense sepa todos nuestros datos. ¿Qué te parecería que entraras en un restaurante y desearan un “feliz cumpleaños” sin que nadie les hubiera avisado de antemano? Pues eso te podría pasar en el Eleven Madison Park, un local de lujo de Nueva York en el que creen que la comida cuidada no es lo único que diferencia a un restaurante, sino también la calidad del servicio y la atención a los detalles más mínimos.
Y es que el maître Justin Roller busca todas las tardes en Google los nombres de las personas que van a acudir esa noche. Intenta encontrar cualquier dato útil: si acuden a celebrar un aniversario, dará la bienvenida a los comensales felicitándolos por él. Si detecta que les visitarán aficionados al vino, estarán preparados. Todo sirve para sorprender, como elegir un camarero del mismo estado que el asistente, o con unas aficiones similares. El caso es descubrir algo que cause buena impresión. Y se aceptan peticiones especiales, porque un empleado se dedica a satisfacer los deseos concretos de cualquier cliente.
Por supuesto, el precio es muy elevado, como se puede esperar de un restaurante que sirve menús de veinte platos. La sala cuenta con 29 mesas, que son atendidas cada noche por cuarenta empleados (más el personal de cocina), lo que da una idea de la atención al detalle. El manual de los trabajadores es de casi cien páginas, abarcando temas como la forma correcta de colocar los cojines o los colores apropiados para las uñas de las empleadas. La idea es que los clientes se sientan cuidados, tanto por la comida como por el trato. Sin duda, un objetivo loable, aunque pocas personas puedan permitirse este tipo de lujos.
¿Qué opinas de este tema? ¿Te gustaría visitar el Eleven Madison Park, o eres feliz comiendo en McDonald’s?
