Los Happy Meal y la lucha contra los estereotipos de una niña valiente

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Juguete de un Happy Meal

Antonia Ayres-Brown era una niña especial: con 11 años escribió al CEO de McDonald’s para quejarse de que los empleados preguntasen a sus padres si con el menú Happy Meal querían un juguete de niño o de niña. Le parecía que sería como si en una entrevista a un potencial trabajador le plantearan si aspiraba a un trabajo de hombre o de mujer. El servicio de atención al cliente le contestó que eso no ocurría de manera frecuente, que sencillamente se preguntaba cuál de los modelos se deseaba, o al menos eso se trataba de lo habitual. A Antonia la explicación no le sirvió.

Así que fue a una docena de locales con su padre, y comprobó que en el 79% de los casos se describían los juguetes de forma sexista. Basándose en esto, denunció a McDonald’s ante las autoridades de Connecticut, que no se tomaron su caso en serio: lo tildaron de “experimento sociológico”, y aceptaron el argumento de la multinacional de que la pequeña podía haber obtenido un juguete “de niño” si lo pidiera. En su momento, Antonia dejó de insistir, pero seis años después quiso realizar más experimentos sobre la contestación que recibió. Así que mandó a niños a varios McDonald’s en treinta ocasiones para ver qué pasaba.

Más del 90% de las veces se le entregaba al pequeño un juguete adecuado a su género, sin preguntar nada. Y si este lo quería cambiar inmediatamente, sin haberlo abierto, en más del 40% de las ocasiones no se accedía a su pretensión. Así que escribió una nueva carta el CEO de la cadena de comida rápida y, en vez de excusas, recibió una explicación de una directiva asegurando que estaban cambiando sus políticas al respecto. Sin embargo, lo que más sorprendió a la ya adolescente Ayres-Brown fue encontrar en Internet una foto de un cartel que el encargado de un McDonadl’s había puesto en un local, y que decía:

Cuando un cliente pide un Happy Meal debéis preguntar: “¿Quiere un muñeco de Mi Pequeño Pony? ¿O uno de Skylanders?”. Ya no nos referimos a ellos como “juguetes de niño o de niña”.

Sin duda, una buena noticia para los que creemos que no se debe educar a los jóvenes en estereotipos sexistas. La verdad es que no suelo ir a McDonald’s, y el caso de Ayres-Brown ha tenido lugar en Estados Unidos, pero no dudes en compartir en los comentarios cuál es tu experiencia sobre este tema en tu ciudad.

Imagen | Calgary Reviews

Archivado en Feminismo, Juguetes, McDonald's
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