En nuestro país, el dominio de las jornadas partidas dificulta la conciliación familiar, pero están surgiendo soluciones, como el teletrabajo. Otra opción popular se tratan de los horarios flexibles, en los que se deben realizar determinadas horas o cumplir ciertos objetivos, pero nadie nos mirará mal si llegamos a las 10 de la mañana en vez de a las 8… en teoría, porque lo cierto es que el asunto importa mucho, o al menos eso nos indica un trabajo de la Universidad de Washintong. Y es que leemos en Quartz que los jefes valoran más a aquellos empleados que llegan temprano a la oficina.
En lugar de juzgar a sus subordinados en base al número total de horas trabajadas, o a su rendimiento real, existe una tendencia a considerar como más implicados a aquellos que madrugan mucho. Para sacar esas conclusiones se entrevistaron a 229 parejas formadas por un jefe y un empleado. También se hizo un test a personas sin una carrera universitaria, en el que se les pedía que calificaran a unos trabajadores poniéndose en el papel de sus responsables. Los hipotéticos empleados pasaban la misma cantidad de tiempo en su puesto, y desempeñaban su labor con idéntica eficacia. Sin embargo, los que entraban más tarde recibían peores calificaciones.
Por otro lado, entre los jefes menos madrugadores este fenómeno se da en un grado mucho menor. Sin duda, dormir poco tiene consecuencias para la salud, pero parece que levantarse demasiado tarde puede resultar negativo para nuestro futuro laboral. Para los más dormilones, emprender representa una buena opción, aunque no es fácil montar un negocio. Ser el propio jefe permite poner los horarios… ¡o acabar trabajando 24 horas al día! En cualquier caso, cuidado con tomarse libertades con el tema del horario “flexible”.
¿Qué opinas de este estudio? ¿Tú también piensas que los que llegan a las 10 de la mañana al trabajo están menos comprometidos con su empresa, o te parece algo sin relación?
Imagen | Phalinn Ooi
