Cuando vi por primera vez el LEGO del sandcrawler de La Guerra de las Galaxias estaba convencido de hacerme con él. Al final, tuve que reconocer que no tenía sitio donde poner más modelos, y que no resultaba una buena idea gastar 300 euros en algo de utilidad más que dudosa. A casi todos los entusiastas de estos bloques de construcción nos ocurre: nuestros conocidos no entienden esta pasión. Considerando el caso de hombre que quiere poseer todas las cintas VHS de la película Speed que hay en el mundo, creo que nuestra afición no resulta tan rara.
El caso es que un hombre sueco, cuyo nombre no ha trascendido, se ha visto obligado a poner a la venta su colección ante el rechazo de su mujer, según leemos en Leg Godt. El anuncio que colocó en una página de compra-venta me parece muy elocuente:
¡Tú puedes marcar la diferencia! Salva mi matrimonio. La bruja me dijo el jueves que “quería esta porquería fuera de casa”. No sé si hablaba de mí o de los LEGO, pero creo que se refería a los LEGO.
Y es que atesora 300 kilos de piezas de construcción, más 20 kilos de manuales. Pide 75.000 coronas (más de 8.000 euros) por el conjunto, y quiere venderlo todo junto, no por partes.
El anuncio pronto se volvió viral y los medios se interesaron, pero parece que nunca sabremos si la historia tiene un final feliz: el hombre no ha accedido a conceder entrevistas, y se mantiene en el anonimato. La verdad es que los bloques plásticos daneses representan todo un fenómeno (pronto se emitirá una capítulo de Los Simpsons animado con estas piezas), pero no todo el mundo aprueba esta afición. ¡Ser fan de LEGO puede llegar a resultar muy duro!
¿Qué opinas del tema? ¿Te compadeces de este pobre sueco, o tampoco le dejarías tener 300 kilos de piezas en casa si fueras su mujer?
Imagen | Ale Art