Ya os hemos hablado de algunas curiosidades matemáticas, como algunos de los números más interesantes, o la manera en que afectan al diseño de los productos de Apple. Hay un mito que dice que no se puede doblar una hoja de papel más de ocho veces. Esto no es cierto: todo depende de lo grande que sea la hoja, aunque pronto nos encontraremos con tamaños imposibles de manejar. El récord del mundo lo tiene Britney Gallivan, con doce dobleces. ¿Y si siguiéramos doblando y doblando? Pues nos sorprenderían mucho los resultados, hasta el punto de que resultarían difíciles de concebir para una persona normal.
Leemos esta historia en Sploid y le doy crédito porque se trata de un blog de prestigio, realmente las matemáticas no son mi fuerte. Lo que ocurre cuando se dobla un papel es que nos encontramos con un crecimiento exponencial, que es mucho, mucho más rápido que el lineal. Hasta tal punto que resulta complicado imaginarlo. Si doblas un papel siete veces lograrás el grosor de un cuaderno. Sigue hasta las 23 dobleces y el grosor alcanzará un kilómetro. Si continuas hasta las 30, las cosas se empiezan a desmadrar: hemos alcanzado los 100 kilómetros y llegamos al espacio. ¡Bastante sorprendente!
Pero, si tuviéramos un papel inconcebiblemente grande, podríamos proseguir. Aunque al llegar a las 51 dobleces probablemente la hoja ardería, pues tocaría el Sol. Si saltamos hasta las 81 dobleces tendríamos un grosor similar al de la galaxia de Andrómeda. Si continuamos y nos vamos a las 103 dobleces, obtendremos un cuaderno de 93.000 años luz de grosor, que es el tamaño del universo observable. La verdad, la matemáticas sorprenden, y parece increíble lo que se puede hacer con un simple folio, ¡sólo hay que tener maña y manipularlo bien! Desde luego, cosas como esta me hacen pensar que las matemáticas son más interesantes de lo que parecen, aparte de muy útiles.
¿Qué opinas de este tema? ¿Una curiosidad interesante, o una chorrada un poco tonta?