Por mucho tiempo hemos confiado en la existencia de los agujeros negros. Sin embargo, recientes estudios intentan demostrar que tal fenómeno es imposible. Incluso Stephen Hawking, uno de los más grandiosos físicos teóricos de todos los tiempos, y bautizado como co-padre de los agujeros negros, se muestra dudoso.
No es la existencia en sí del fenómeno lo que ha cambiado, sino las propiedades que, hasta el momento, se le habían atribuido. Lo que está en duda es la concepción del agujero negro como la muerte de una estrella, un fenómeno de destrucción masiva. No obstante, uno de los principios se mantiene: las estrellas si mueren y si el colapso es lo suficientemente grande podría transformarse en algo cercano al clásico agujero. Una investigación de la Universidad de Carolina del Norte ha sembrado la duda mayor. Dos de sus artículos publicados recientemente, demuestran que matemáticamente es imposible que exista un agujero negro.
En 1975, Hawking argumentó que en su formación los agujeros negros dejaban escapar una radiación, y estos nuevos artículos prueban que, de hecho, la radiación es masa transformada de la estrella en sí. Los científicos aseguran que la cantidad de masa perdida por las estrellas al morir es más alta que la radiación, haciendo imposible el fenómeno, tal y como se conoce hasta el momento. Aún no es verídico ni concluyente el resultado de estos artículos, pero ha sido un boom esta semana en el mundo científico, pues los expertos en estrellas y supernovas deberán reorientar los resultados de sus estudios.
Algunos planteamientos hasta el momento sostenían que los agujeros negros se hallaban en el centro de las galaxias, pero de comprobarse los nuevos estudios, ese dato empírico quedaría desterrado de los libros de astrofísica. Siguiendo esta dinámica planteada por los científicos de la Universidad de Carolina del Norte, también se pone en duda la teoría del Big Bang. Sin dudas la física sufre una revolución.