Podría parecer que en todas partes se utiliza el Sistema Métrico Decimal, porque es sencillo, cómodo y preciso. Además, que exista un estándar mundialmente aceptado facilita la colaboración científica y el comercio internacional. En España y en la mayor parte de América lo de medir en millas, pies o pulgadas nos suena raro, pero lo cierto es que existen países en los que este sistema sigue resultando popular. Hasta hace pocos años Liberia y Birmania utilizaban estas unidades obsoletas, pero han ido adaptándose a lo que es común en todo el planeta.
Incluso el Reino Unido, país en el que se originó el Sistema Métrico Inglés, ha conseguido dejarlo atrás de forma bastante exitosa. Sólo los Estados Unidos se resisten a la transición. En este artículo veremos cuál es el origen de este sistema, comprobaremos lo arbitrarios que son los tamaños de sus unidades y explicaremos por qué ha llegado la hora de que todos los países olviden por completo un estándar que se ha quedado claramente atrás.
¿Cuál es el origen del Sistema Imperial?
Obviamente, el ser humano ha necesitado medir desde los albores de la civilización. Y el Sistema Métrico Inglés tiene fuertes influencias del que se usaba en la Antigua Roma, aunque vivió una evolución a lo largo de los siglos. Su origen está en el Reino Unido, de donde saltó a la colonias americanas. Con el paso de los años los países se vieron en la necesidad de establecer medidas más exactas. La Europa continental optó por el sistema decimal, heredero de los aires renovadores de la Revolución Francesa.
Mientras, en el Reino Unido se estableció el entonces llamado Sistema Imperial, y en Estados Unidos una versión ligeramente distinta. Se inspiraba en las medidas inglesas, pero tenía modificaciones. Aunque algunas unidades son idénticas, en otras siguen existiendo diferencias según se use el sistema inglés o el estadounidense. Realmente, en 1965 el Reino Unido empezó la transición al Sistema Métrico Decimal, que se ha adoptado de forma amplia, aunque no total.
En 1975 el presidente Gerald Ford aprobó la Ley de Conversión Métrica para conseguir lo mismo en Estados Unidos, pero no se hacía el nuevo sistema obligatorio. Así que la iniciativa fue, básicamente, un fracaso. La población no quiso hacer el cambio, y la autoridad encargada del proceso no contaba con poder para forzarlo, así que no se consiguió nada.
Así es el Sistema Métrico Inglés
El Sistema Métrico Decimal es muy predecible, hasta aburrido: 10 unidades forman una superior, por ejemplo, 10 gramos forman un decagramo. Realmente, se suelen usar más las divisiones de cien o mil (un decilitro o un mililitro), y lo mismo pasa con las unidades de orden superior (kilómetro). Esto es lo que hace el sistema tan fácil de aprender y práctico en el día a día. Pero el Sistema Métrico Inglés resulta una caja de sorpresas.
En cuanto a medidas lineales, se suele partir de la pulgadas (2,54 centímetros). 12 pulgadas hacen un pie, y 3 pies forman una yarda. Una milla son 1.760 yardas o 5.280 pies, y una legua está formada por 3 millas. Como podemos comprobar, el sistema no es precisamente intuitivo, ni fácil de aprender. Veámoslo gráficamente:
Sistema Métrico Inglés | Equivalencia | Sistema Métrico Decimal |
---|---|---|
1 pulgada | – | 2,54 centímetros |
1 pie | 12 pulgadas | 30,48 centímetros |
1 yarda | 3 pies | 91,44 centímetros |
1 milla | 1.760 yardas o 5.280 pies | 1.609,344 metros |
1 legua | 3 millas | 4.828,032 metros |
Por su parte, las medidas de área son igual de complejas, pero las de volumen resultan mucho más caóticas. No son idénticas en Estados Unidos y en Reino Unido, y se llegan a emplear unidades distintas para sólidos, áridos y líquidos. En este último caso se suele partir de la onza líquida (28,41 mililitros), y con 20 onzas líquidas se hace una pinta. 8 pintas hacen un galón… y hay más unidades, pero tampoco tiene sentido darle más vueltas, ya ha quedado claro que medir volúmenes también resulta bastante complicado.
En el caso de la masa, se suele emplear la onza (437,5 gramos), y 16 onzas equivalen a una libra. Por otro lado, en Estados Unidos no se usan grados Celsius ni Kelvin, sino Fahrenheit. Este sistema tuvo cierto sentido cuando se inventó (el alemán Daniel Gabriel Fahrenheit realizó grandes avances en termómetros), pero ahora la escala ha quedado obsoleta. El agua se congela a 32 grados e hierve a 212 grados Fahrenheit, frente a los 0 grados Celsius y los 100 grados Celsius, respectivamente. Queda claro que el sistema Fahrenheit no resulta práctico a día de hoy, aunque su creador lo encontrara lógico dadas las dificultades con las que se enfrentó en el siglo XIX para medir temperaturas.
¿Hace falta un cambio?
Obviamente, sí. Hace tiempo ya se hizo una petición a la Casa Blanca para que Estados Unidos adopte el Sistema Métrico Decimal, pero la respuesta de la administración Obama fue que la población debe escoger por sí misma cómo medir en cada situación cotidiana. Desde luego, una posición bastante decepcionante, que evidencia que no podemos esperar avances en breve.
Pero, como hemos visto, el Sistema Métrico Decimal es mucho más sencillo, intuitivo y está más extendido. El cambio de los Estados Unidos podría justificarse sólo a nivel interno, porque facilitaría el día a día de sus ciudadanos y ayudaría en la educación científica. Pero, además, supondría ventajas en el comercio internacional y para los que viajen al extranjero. Modificaciones como las del sentido de la circulación en un país pueden ser muy complicadas y costosas. Sin embargo, implantar nuevas unidades de medida se puede llevar a cabo en pocos años y sin grandes problemas si se afronta bien.
Y es que como leemos en Vox, el Sistema Métrico Inglés causó en su momento una confusión que le costó a la NASA perder una sonda de 125 millones de dólares en Marte. Muchas personas sufren sobredosis por errores en la conversión de medidas de medicamentos, y las empresas gastan millones y millones en lanzar productos para Estados Unidos y el resto del mundo. Está claro que, ahora mismo, no hay voluntad para ejecutar la transición, pero el sentido común dicta que se deben dejar de lado tanto tradiciones anticuadas como orgullos nacionalistas y dar el paso lo antes posible.
¿Qué opinas tú de este tema? ¿No crees que importe mucho el sistema de unidades que se emplee mientras nos podamos entender, o consideras que es necesario utilizar el mismo en todos los países del mundo?
Me encantan los artículos tan interesantes que sueles escribir, como este. Mi enhorabuena y espero que sigas así.
Levanta mucho el ánimo leer comentarios tan agradables como el tuyo. ¡Mil gracias!