¿Alguna vez habías oído hablar de estos seres vivos voladores?

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Si pensamos en seres vivos voladores todo el mundo visualizará inmediatamente cualquier tipo de pájaro o insecto, e incluso en los famosos pterosaurios (llamados a menudo simplemente pterodáctilos, lo cual se desaconseja), quienes fueron los primeros vertebrados en conquistar el aire y existieron durante casi toda la Era Mesozoica (comprende desde hace 251 millones de años hasta hace 65 millones de años).

Sin embargo, los insectos fueron los primeros en desarrollar alas hace unos 320 millones de años, y hace 230 millones de años los pterosaurios, como comentaba antes, se convirtieron en los primeros vertebrados capaces de volar. Por último, hace 50 millones de años aparecieron los murciélagos, los primeros mamíferos cuyas alas les permitían surcar el cielo.

Pero además de todos estos seres vivos voladores, existen otros no tan conocidos con la capacidad de poder alzar el vuelo. Algunos de ellos siguen entre nosotros, otros están extintos, o son del orden de 1 micrómetro. Seguid leyendo para descubrir cuáles son.

Pez volador

Pez volador

El pez volador tiene grandes aletas en forma de alas y se cree que su aparición se remonta a hace unos 65 millones de años, aunque no está muy claro cómo terminaron evolucionando así. Están distribuidos por las aguas superficiales de todos los océanos y mar Mediterráneo.

Su tamaño máximo oscila entre los 20 y 30 cm. Gracias a estas “alas”, los peces voladores son capaces de desplazarse decenas de metros por el aire si encuentran una corriente de aire favorable, aunque su uso está destinado principalmente a escapar de sus depredadores.

Coelurosauravus

Coelurosauravus

El Coelurosauravus es uno de los primeros animales vertebrados que tomó los cielos, aunque no el primero. Su especie vivió durante el período Pérmico de la era del Paleozoico (hace 299 millones de años hasta hace 251 millones de años), aunque su existencia no fue un hecho hasta hace unos pocos años.

Cuando se encontró por primera vez un fósil de este tipo, los investigadores observaron una serie de huesos finos como varillas cerca de la caja torácica de un reptil, pero no unidos a su esqueleto. Pensaron que se trataban de las aletas de un pez que había quedado fosilizado en el mismo lugar que el reptil muerto, y le quitaron la mayoría de ellos.

Pero en 1997 se examinaron más fósiles de Coelurosauravus y se terminó descubriendo que se trataba de un error. Tal y como descubrieron los primeros investigadores, los huesos estaban separados del esqueleto del reptil, pero esto es así debido a que crecían de la piel de las alas formando un segundo esqueleto. Por ello la primera vez que se encontró un fósil suyo, se pensó que no todos los restos pertenecían a único espécimen.

Calamar volador

Calamar volador

Los calamares voladores rara vez son vistos, debido a que cuando salen a la superficie suelen hacerlo junto con bancos de peces voladores, lo cual dificulta su visibilidad. Esto no quiere decir que sea el único modo en que suben a la superficie, ya que hay algunas imágenes que demuestran que también suelen hacerlo en grandes grupos.

La forma de volar que tienen estos cefalópodos, que miden entre 20 y 22 cm, se basa en la propulsión del agua. Para escapar de sus presas, absorben agua rápidamente y se propulsan hacia la superficie mediante un chorro de agua. Una vez fuera del agua, extiende sus tentáculos para formar una especie de ala con la membrana que hay entre ellos, y deslizan desplegando sus aletas frontales.

Son capaces de permanecer 3 segundos el aire, pero debido a la fuerza del impulso les basta para recorrer distancias de hasta 30 metros (su velocidad alcanza los 11 metros por segundos). Para volver a entrar al agua simplemente recogen sus aletas frontales y los tentáculos.

Las semillas de los arces

Las semillas de los arces

Según diversas investigaciones, las plantas podrían haber empezado a hacer uso de las alas en una época cercana a la misma que cuando los insectos desarrollaron sus alas. En concreto, estamos hablando de semillas con alas.

Hace 270 millones de años las coníferas desarrollaron una nueva forma de expandir sus semillas, haciendo que estas se desplazasen por el aire rotando como las hélices de un helicóptero, y hoy en día siguen siendo así. Generalmente estas semillas cuentan únicamente con una sola ala larga, para contrarrestar el peso de la propia semilla, y así poder volar a una distancia considerable antes de aterrizar.

Bacterias

Bacterias

Independientemente de si las plantas o los insectos fueron los primeros en desarrollar alas, ninguno de ellos fueron el primer grupo de organismos en llegar al cielo. Las bacterias llevan viajando a través de la atmósfera desde hace mucho tiempo, aunque está claro que no se pueden clasificar como seres voladores activos.

Al ser tan pequeñas, del orden de entre 0.25 y 1 micrómetro de tamaño, son arrastradas por la más ligera brisa. El investigador Kostas Konstantinidis, del Instituto de Tecnología de Georgia en Atlanta, también cree que las bacterias podrían estar relacionadas con la formación de nubes. Tal y como se sabe, las nubes están hechas de miles de millones de gotas de agua condensadas en torno a un pequeño núcleo que puede ser por ejemplo una mota de polvo.

Kostas cree que las bacterias, al tener el tamaño adecuado, podrían haber estado influyendo en el clima de la Tierra durante miles de años, ya que las gotas de agua podrían condensarse alrededor de las mismas.

Archivado en Aves, Evolución, Reino animal
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