Está claro que vapear se ha puesto de moda, los cigarrillos electrónicos se han vuelto muy populares, y por todas partes se han abierto tiendas en las que nos quieren convencer de sus ventajas frente al tabaco: son menos dañinos para la salud, más económicos, pueden usarse en lugares en los que fumar está prohibido… Podría parecer que se tratan de un gran invento, pero lo cierto es que tienen una cara oscura. Y, desde luego, pueden hacer que los adolescentes se inicien en una adicción pensado que no se enfrentan a ningún riesgo.
Así que vamos a analizar el tema de los cigarrillos electrónicos. Primero descubriremos en qué consisten estos ingenios, luego echaremos un ojo a los peligros que encierran y, por último, comprobaremos que los adolescentes pueden estar cogiendo el hábito de vapear sin ser conscientes de que eso les llevará al tabaco y a los problemas de salud. Empezamos nuestro recorrido:
¿Qué son los cigarrillos electrónicos?
Un cigarrillo electrónico es un dispositivo que pretende ofrecer una experiencia similar a la de fumar tabaco, pero con ciertas modificaciones. El aparato lleva un generador de calor que vaporiza un líquido, creando una especie de humo, que es lo que se inhala. El líquido lleva normalmente nicotina extraída del tabaco, propilenglicol, glicerina y saborizantes. En general se considera que este humo es menos perjudicial que el del tabaco, tanto para el fumador como para los que los rodean, en este último caso el riesgo se estima muy reducido. De todas formas, no estamos ante un producto inocuo, y tampoco existe suficiente evidencia de que sea menos peligroso o más efectivo que otros métodos para abandonar el tabaco.
Hace tiempo hablamos de que los cigarrillos electrónicos son útiles para dejar de fumar, y deberían considerarse como esto: una herramienta para abandonar una adicción, en ningún caso un sistema que deba usarse a largo plazo. Lo cierto es que muchas tiendas comercializan estos dispositivos como una alternativa segura al tabaco, pero esto me parece bastante irresponsable. Además, existe muy poca regulación alrededor de los cigarrillos electrónicos: su venta es libre, apenas se aplican limitaciones sobre su uso, no conocemos muy bien sus efectos… En general, se benefician de la novedad, pero es posible que en unos años las autoridades les apliquen reglas mucho más estrictas.
¿Qué riesgos tienen los cigarrillos electrónicos?
El riesgo de las sustancias químicas que se inhalan existe, pero parece ser menor que el del tabaco convencional. De todas formas, eso es algo que todavía no sabemos muy bien, porque no ha pasado suficiente tiempo ni se han realizado muchos estudios al respecto. De todas formas, hay bastante consenso respecto a que los cigarrillos electrónicos se tratan de una buena herramienta para dejar de fumar. Otro tema distinto es que se mantenga su uso en el tiempo, en cuyo caso nos enfrentamos a efectos desconocidos.
Sin embargo, las autoridades ven otros problemas. Por un lado, los cigarrillos electrónicos provocan que el tabaco se perciba como menos nocivo, echando por tierra las actuales labores de concienciación. Por otro lado, el vapeo podría representar una vía de entrada “amigable” a esta adicción. Por último, preocupa bastante que algunas personas utilicen cigarrillos electrónicos en zonas interiores en las que no se permita fumar, pero sigan recurriendo al tabaco convencional en exteriores, aumentando el consumo total.
Cigarrillos electrónico y adolescentes
Ahora leemos en Science News un interesante artículo sobre los adolescentes y el hábito del vapeo. Trata de un estudio de la Universidad de Michigan realizado para el Instituto Nacional de Drogas estadounidense, que se realizó entre más de 40.000 jóvenes de entre 13 y 17 años. De acuerdo a esta investigación, en los últimos cinco años ha decrecido significativamente el número de adolescentes que fuma, lo que es bueno, ya que el tabaco afecta de manera muy negativa a los cerebros en desarrollo.
Pero parece que los cigarrillos electrónicos se están convirtiendo en una vía de entrada al hábito de fumar. De entre los niños de 13 y 14 años que en la encuesta declararon haber vapeado alguna vez, el 36% nunca había tenido contacto con los cigarrillos tradicionales. En el caso de los de 14 y 15 años, este porcentaje se ponía en el 30%, y en el el caso de los de 15 a 16 años bajaba al 21%. Es decir, que hay muchos jóvenes cuya primera experiencia con el tabaco es por medio de los cigarrillos electrónicos. Eso es preocupante tanto por el propio riesgo del hábito como por la posibilidad de que conduzca al tabaquismo tradicional.
No debemos olvidar que estos temores de que los cigarrillos electrónicos generen otras dependencias tienen cierto fundamento, aunque por ahora no muy firme. Estudios en roedores indicaban que la nicotina aceleraba la adicción a la cocaína entre los adolescentes, pero no entre los adultos. Sin duda, son datos bastante abstractos, pero sería muy interesante que se siguiera trabajando para sacar conclusiones más detalladas que nos permitan proteger mejor a los jóvenes.
Conclusión
Es obvio que los cigarrillos electrónicos necesitan más regulación, y también que las autoridades sanitarias deben empezar a advertir sobre su uso. Puede que por ahora no se dispongan de datos que nos hagan considerar este nuevo producto tan perjudicial como el tabaco, pero se debe transmitir un mensaje de prudencia al respecto, o en unas décadas podríamos vivir situaciones trágicas. La publicidad que hacen determinadas tiendas de estos aparatos es, desde luego, muy irresponsable, ofreciendo una tranquilidad a sus compradores que realmente es una ilusión, cuando no unas afirmaciones del todo inmorales.
Desde luego, los adolescentes se enfrentan a un riesgo. Pueden llegar a pensar que vapear no es malo para su salud, algo muy controvertido. Además, existe el riesgo de que los cigarrillos electrónicos los acaben llevando al uso del tabaco convencional. Estos productos deberían emplearse sólo para dejar de fumar, y tal vez no fuera descabellado crear una legislación que limitara su dispensación a los profesionales de la salud. Desde luego, ofrecerlos en el mercado con tanta libertad no es bueno para nadie… excepto para los que se lucran por medio de un negocio que parece de lo más exitoso.
¿Qué opinas de este tema? ¿Crees que los cigarrillos electrónicos son un concepto interesante y que debería apoyarse su comercialización, o consideras que representan un riesgo para la salud pública?