Ya hace tiempo que el Internet de las cosas está empezando a cuajar en nuestra vida diaria. Desde que existe el Internet que queremos aplicarlo de todas las maneras posibles a los objetos que tenemos a nuestro alrededor, y hay muchos ejemplos actuales como el HomeKit de Apple o los tan famosos smartwatches. La verdad es que ahora mismo sería muy difícil de imaginar un mundo en el que no existiera Internet ni hubiera todos los dispositivos que tenemos que hacen uso de su conexión para mostrar aquellos datos e interactúan con nosotros.
Evidentemente, esto ha generado el debate de la privacidad, del que ya hablamos hace un tiempo, pero ya hace muchos años que casi todas nuestras acciones diarias están siendo registradas. Si vamos a desayunar a un lugar y pagamos con tarjeta y acto seguido nos compramos algo en un supermercado con la misma tarjeta, alguien que quiera espiarnos sabrá las acciones que podemos hacer en una frecuencia diaria.
Hay mucha gente que ha reflexionado sobre la utilidad que proporciona el Internet de las cosas si se aplica a la empresa. Es cierto que en casa nos permite aumentar nuestra productividad, ya que el ahorro de tiempo que se produce gracias a estos gadgets es muy grande si sabemos como utilizarlos bien. Evidentemente, si tenemos en cuenta las empresas, también tiene que haber un aumento de productividad, y de la manera en la que los empleados realizan su trabajo. El Internet de las cosas puede revolucionar la manera como trabajamos, pero lo que no sabemos aún es si estamos preparados para llevarlo a cabo.
Los requisitos a tener en cuenta
Para poder tener las aplicaciones que todos deseamos, los objetos adaptados al Internet de las cosas necesitan confiar más que nunca en los inputs que reciben, en este caso serían datos, para poder realizar sus funciones. Estos datos que se reciben y se analizan pueden ser en tiempo real, y por lo tanto provienen de sensores, o bien pueden basarse en datos históricos, que en este caso deberán ser analizados previamente para comprobar su veracidad y precisión.
Los dispositivos que utilizamos, también deben estar actualizados a la última, con todos sus consiguientes parches si queremos evitar problemas de filtraciones y recibir unos datos verídicos. Además, estos datos con los que trabajamos necesitan ser tratados con cuidado y no debemos subestimarlos. La tendencia es que cada vez más todo funcione de una manera automática, consiguiendo que estos datos se procesen solos y se suban automáticamente a Internet para su posterior análisis.
No obstante, tener tal cantidad de datos disponible es muy complicado, se va a necesitar que los proveedores de servicios sean capaces de manejar y gestionar una cantidad tan elevada de información sin que haya fallos en el servicio. Actualmente disponemos de unas conexiones muy buenas de Internet en grandes ciudades, pero todavía hay algunos puntos en los que hay cortes de servicio constantes, sobretodo en las afueras de las ciudades, dónde se concentran mayor número de polígonos y por lo tanto empresas. Si esto no mejora en el corto plazo, va a ser difícil poder gestionar una elevada cantidad de información.
Lo que conseguiremos
En primer lugar y quizá lo más importante a tener en cuenta es que se va a reducir el tiempo que se tarda en poder realizar las gestiones del día a día de la empresa. Si tenemos todos nuestros datos automatizados no hará falta que los empleados pierdan tiempo en decidir cuáles son más relevantes, sino que ese tiempo se podrá emplear en hacer otras cosas que la empresa considere más importantes. Esto nos llevará, como resultado, a un aumento de beneficios, ya que el flujo de dinero se desviará de aquellas actividades menos rentables a aquellas que generen más ingresos.
Además, los datos que la empresa va a recibir van a ser más precisos y relevantes, ya que se están expandiendo los objetos inteligentes y con más capacidad de actuar por ellos mismos. No es lo mismo medir la frecuencia cardíaca en un momento determinado cuando vas al médico que hacer que una pulsera inteligente lo mida. Cuando estás en el médico tienes muchas variables que pueden alterar el resultado, mientras que si la pulsera lo mide continuamente el error esperado será mínimo, lo hará de una manera natural y sin que la persona que lo lleva puesto se de cuenta.
La proliferación de dispositivos inteligentes y conectados ya ha hecho posible que una amplia gama de empresas dedicadas a los servicios en la nube utilizaran el Internet de las cosas, y esto provoca que los proveedores de servicio utilicen este software basado en la nube para controlar sus propios dispositivos. En consecuencia, pueden reducir los costes y aumentar sus márgenes de beneficios, además de defenderse contra ataques informáticos de la competencia, en definitiva, podemos aumentar nuestra seguridad en Internet.
Finalmente, esto también nos va a repercutir a los usuarios, por distintos lados. Vamos a poder disfrutar de un análisis de nuestros datos de una manera más rápida y precisa, y además también nos beneficiaremos de ello. Si todo este tema del Internet de las cosas sigue evolucionando, van a salir cada vez más empresas dedicadas a este tema, por lo que la variedad de productos, precios y servicios que ofrezcan va a aumentar.
Para terminar, opino que sí que estamos preparados para dar este paso, lo que pasa es que no hay nadie aún que haya decidido adelantarse a los otros. Creo que este tipo de tecnología puede funcionar muy bien si lo utilizamos todos, ya que de esta manera se puede mejorar mucho nuestra eficiencia a nivel empresarial. No obstante, si alguno de nuestros proveedores o clientes no lo hace, lo que estaremos generando es un cuello de botella, así que el gasto en esta infraestructura no nos servirá para nada. Si nos ponemos todos de acuerdo en aplicarlo, lo seguro es que al final acabaremos recibiendo mucho beneficio de ello, pero si no lo hacemos será muy difícil poder avanzar en el futuro.
¿Piensas que se debe aplicar esta tecnología de cara a las empresas o crees que todavía es demasiado temprano y deben evolucionar muchas cosas antes?