Así es la vida bajo el control del Estado Islámico

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El Estado Islámico surgió como una agrupación yihadista de la rama suní vinculada originalmente a Al Qaeda, pero tras la calificación por parte de Bin Laden como organización extremista se conviertieron en una organización armada que operaba en Irak, hasta que en 2010 a causa del conflicto armado en Siria se refundó como Estado Islámico y del Levante (EIL).

Tras la unión de las milicias iraquíes y sirias esta organización pasó a llamarse Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS en inglés), y poco a poco fueron convirtiéndose en lo que hoy todos conocemos. Tras una severa interpretación del Islam, tomaron el objetivo de instaurar un Califato en Oriente Medio con métodos inhumanos y brutales. Adquirieron más fama a nivel mundial tras la difusión de vídeos de las decapitaciones de periodistas norteamericanos y británicos.

Tras tomar el control de importantes zonas de los territorios de Irak y Siria declararon el Califato y pasaron a llamarse “Estado Islámico”. Su control abarca un área de unos 40.000 kilómetros donde se estima que pueden vivir alrededor de 8 millones de personas. En la siguiente imagen podréis ver las zonas que controlan marcadas en color rojo.

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Gracias al reportero Ghadi Sary de la BBC podemos conocer cómo es la vida día a día bajo el control del Estado Islámico en Mosul, un año después de que fuese tomada por el grupo armado. Los vídeos grabados en secreto revelan cómo se vuelan por los aires mezquitas, las escuelas están abandonadas o las mujeres se ven obligadas a cubrir completamente su cuerpo.

Los residentes afirman que viven amenazados de acuerdo a la interpretación extremista de la ley Islámica. La caída de Mosul marcó el inicio de un rápido avance a lo largo de los territorios del norte que vieron cómo el ejército caía ante sus ataques y los civiles eran obligados a abandonar sus casas, mientras que aquellos que se quedaban debían acatar sus leyes.

La vida bajo el control del Estado Islámico

Hanaa nos cuenta que el Estado Islámico es muy estricto en cuanto a la vestimenta de las mujeres, estando obligadas a ir totalmente cubiertas de negro, desde los pies hasta la cabeza. Tras estar encerrada en su casa desde que este grupo tomó la ciudad de Mosul, un día no pudo aguantar más y decidió salir, aunque su marido le avisó que se le obligaría a llevar un khimar (una especie de pañuelo largo que cubre todo el cuerpo dejando la cara al descubierto) y un niqab (velo para la cara), además de guantes.

Fuimos a un buen restaurante por el río que solíamos frecuentar en nuestras citas. En cuanto nos sentamos, mi marido me dijo que podía dejar al descubierto mi cara ya que no había nadie del EI y el restaurante era un lugar para familias.

Estaba muy feliz de poder hacerlo así que me destapé la cara mientras sonreía. Casi al instante, el dueño del restaurante vino y habló con mi marido para que me pidiese volver a tapármelo ya que miembros del EI hacen inspecciones sorpresa y sería azotado si veían a su mujer así.

Ya había oído historias de hombres que habían sido azotados porque sus mujeres no llevaban puestos los guantes por la calle. A los padres de otra mujer le prohibieron conducir por la misma razón. Quienes se oponían era golpeados y humillados.

Hicimos caso a la petición del dueño. Empecé a pensar en lo ignorante y despiadada que era aquella situación.

Por otra parte, Mariam nos cuenta la historia de cómo las religiones minoritarias tampoco están permitidas en aquellas zonas controladas por el Estado Islámico. Ella es una ginecóloga y de religión cristiana, aficionada a la lectura gracias a su gran colección de libros, en su casa de Mosul. Los conseguía a través de familia y amigos que habían dejado Irak, quienes se los mandaban poco a poco.

Fui hostigada y amenaza por extremistas suníes antes de la caída de la ciudad, aunque no dejé de traer al mundo bebés de todas las religiones y sectas a diferencia de lo que esta gente pretendía presionándome. Siempre ha ayudado a todas las personas, sin diferenciar entre mis pacientes, ya que considero que todos merecemos las mismas oportunidades.

Sin embargo, al final tuve que abandonar Mosul cuando llegó el Estado Islámico. Escapé sin ningún daño, pero mi alma se quedó donde la había dejado: en casa con mis libros.

Poco después de irme hasta Erbil (capital de la Región Autónoma Kurda) recibí malas noticias: el Estado Islámico había confiscado mi casa y le había hecho una marca con la letra N (de Nasrani, una palabra usada por el EI para referirse a los cristianos). Inmediatamente llamé a mis amigos en Mosul y les pedí que guardasen mis libros, pero ya era demasiado tarde. Me llamaron de nuevo diciendo que mi librería había sido vaciada a la calle, aunque algunos de mis vecinos pudieron guardar varios libros que todavía siguen ocultos.

Las mezquitas y los santuarios también son objetivo de este grupo armado. Lo residentes hablan de castigos brutales para cualquier persona que contravenga la interpretación de los yihadistas de la ley islámica, impuesta a través del califato cuya creación proclamaron semanas después de apoderarse de la ciudad de Mosul.

La vida diaria también ha cambiado hasta tal punto que aquellos que trabajaban en el ejército o eran jornaleros se han quedado sin trabajo, y por tanto sin ingresos. Los ricos continúan confiando en sus ahorros, quienes todavía poseen un salario sobreviven a duras penas, y los pobres han sido completamente abandonados.

Pero uno de los puntos que más preocupación genera entre las familias que solo quieren vivir sin problemas, es el de las escuelas. Mahmoud nos cuenta su historia:

Mi hermano pequeño de 12 años continuó yendo a la escuela a pesar de que estaba controlada por el EI. Tomamos esta decisión sin ninguna alternativa disponible, ya que por lo menos podría seguir recibiendo algún tipo de educación y esto sería mejor que nada.

Pero un día llegué a casa y encontré a mi hermano pequeño dibujando banderas del EI y cantando una de sus canciones más famosas. Me volví loco y empecé a gritarle. Cogí el dibujo y lo rompí en trocitos delante de él. Se asustó, corrió a los brazos de nuestra madre y empezó a llorar. Le advertí de que si alguna vez volvía a ver dicha bandera le prohibiría ver a sus amigos y no volvería a hablarle.

Tras aquello, decidimos que no continuase en la escuela, ya que preferíamos que no recibiese educación a que tuviese aquella que los miembros del EI deseaban. He llegado a al conclusión de que el objetivo de esta organización es plantar las semillas de la violencia, el odio y el sectarismo en las mentes de los niños.

Por si no fuese suficiente este grupo armado también está tomando todas las precauciones posibles para evitar que el gobierno sea capaz de retomar el control de Mosul. Han destruido gran parte de la ciudad inundando los túneles, construyendo barricadas, plantando minas y bombas y controlando la ciudad con francotiradores, lo cual le pondrá las cosas muy difíciles al ejército.

Según el testimonio de uno de los ciudadanos, el EI es el enemigo de la humanidad, y el ejército debería armar a los civiles para que puedan proteger la ciudad por su propia cuenta. No le importa los métodos que tengan que utilizar los militares para retomar las ciudades que han ido cayendo en sus manos, solo quiere que la pesadilla termine de una vez por todas.

Archivado en Irak, Siria, Terror
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