A todos nos suena los nombres de Niels Bohr, Ernest Rutherford y demás físicos que constituyeron en gran medida los pilares de la física a nivel atómico centrando su trabajo –y su vida, básicamente– en ello. Pues bien, hoy estarían muy contentos.
Siempre se ha sabido que ciertos materiales cambian sus propiedades bajo la acción de ciertas circunstancias como aplicación de calor o de presión. En éstos casos, los electrones de valencia se ven alterados y los átomos se aproximan entre ellos, dando lugar a reacciones, formaciones de compuestos…
Si bien se producían cambios a nivel atómico en general, había una parte que nunca variaba, y esa parte estaba conformada por los electrones internos que rodean el núcleo del átomo. Se pensaba que aquello no podía modificarse, hasta hoy. Se ha averiguado, gracias a un grupo de científicos internacional liderados por la Universidad de Linköping, Suecia, que esa parte del átomo sí que es susceptible a cambio, tan solo hacía falta el nivel de presión adecuado, y hoy es noticia en Xombit de mano de Nature
Por ello, ni cortos ni perezosos, aplicaron una fuerza de 7,7 millones de atmósferas, casi el doble de la presión en el núcleo terrestre, a una muestra realmente pequeña de osmio, unos de los materiales más densos que se conocen, usando para ello una celda de yunque de diamente, que permite eso, aplicar grandes cantidades de presión sobre cuerpos de dimensiones muy reducidas.
Tras estudiar la densidad del osmio, se reveló que los electrones internos cercanos al núcleo efectivamente estaban interactuando, y éste es un comportamiento que no se había observado nunca. Ésto podría llegar a desembocar en que las cosas cambien en nuestro día a día, quién sabe cómo, ya que sin duda ésto abre la puerta a nuevas investigaciones sobre el tema, como dice el propio profesor Abrikosov, coautor del descubrimiento:
La interacción entre los electrones internos de la materia nunca había sido observada, y el fenómeno significa que podemos empezar a investigar nuevos estados de la materia. Es un lujo abrir nuevas puertas a preguntas para la investigación en el futuro.