Hace exactamente un siglo Albert Einstein vaticinó en su Teoría General de la Relatividad que “los cuerpos más violentos del cosmos liberan parte de su masa en forma de energía”. Esta energía fue denominada Onda Gravitacional. Cien años después, científicos del Instituto de Tecnología de California (Caltech) y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han confirmado en una rueda de prensa, que ha tenido lugar hace apenas unas horas, la existencia real de las Ondas Graviticionales. Sin duda, este hecho es uno de los mayores avances de la física en la historia moderna tal y como han confirmado varios expertos.
¿Qué son y por qué son importantes?
Las Ondas Gravitacionales son el resultado de explosiones estelares en supernovas y parejas de estrellas de neutrones que dan como resultado una energía que se expande por todo el espacio-tiempo. Este fenómeno tiene lugar, por lo que sabemos, a millones de años luz del Sistema Solar, por lo que detectarlas se antoja una tarea casi imposible para la tecnología moderna. Es por ello, que este descubrimiento representa uno de los mayores éxitos de la física actual.
La importancia de este descubrimiento radica en la información que estas ondas pueden proporcionar a la comunidad científica acerca del universo, puesto que, hasta ahora solamente conocemos una ínfima parte resultado de analizar las diferentes longitudes de onda: visible, infrarroja, ondas de radio, rayos X… El análisis de las ondas puede ayudar a reconstruir o al menos esbozar qué sucedió en el punto origen, qué las causó y cuáles son sus propiedades. Este último punto será importante también para comprender otros muchos fenómenos del espacio.
¿Cómo lo han descubierto?
Las Ondas Gravitacionales fueron detectadas el pasado mes de septiembre por el Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO), en EEUU, cuando captó la energía producida por la fusión de dos agujeros negros. Durante este tiempo, el equipo de científicos se ha afanado por confirmar el descubrimiento ya que su anunció suponía un avance muy importante en la astrofísica actual. El LIGO es un instrumento óptico de precisión que comenzó su actividad en 2002, pero no fue hasta 2015 cuando después de una mejora en la sensibilidad de sus brazos láser, ha comenzado a dar resultados positivos por primera vez desde su puesta en marcha. En este proyecto participan unos 1000 investigadores de hasta 15 países diferentes.
¿Qué pasará ahora?
A partir de ahora el equipo de investigación pretender hacer cambios para aumentar aún más la sensibilidad del LIGO. Este cambio se espera que empiece a funcionar a finales de este año 2016. Por otro lado, la Agencia Espacial Europea prepara paralelamente otra herramienta similar llamada LISA.
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