Las carreteras son infraestructuras que han sido proyectadas con el objetivo de permitir el transporte rodado tanto de bienes como de seres vivos. Han posibilitado, a lo largo de la historia, la expansión de grandes imperios y, a la vez, han sido la causa de su caída. Sin embargo, no todo es bueno y, según un estudio reciente llevado a cabo por el CSIC, este tipo de infraestructuras amenaza seriamente tanto el hábitat como la vida de los animales.
Entre los beneficios de las carreteras encontramos:
Sirven para cohesionar regiones, países e incluso continentes. También es un medio de unión de culturas y de conocimientos (antes más acusado, por ejemplo, con las vías romanas donde las calzadas permitían romanizar a los pueblos conquistados).
Permite transportar de forma rápida ya sea objetos o personas.
Influye notablemente en la economía. Tanto es así que el 44% de todos los productos de la Unión Europea son movidos por camiones a lo largo de la red de carreteras del continente.
Pues bien, también tienen algunos puntos negativos como es la contaminación y el impacto ambiental que supone su construcción (cabe recordar que los alquitranes fueron eliminados por la norma y sustituidos por betunes por su carácter cancerígeno).
El proyecto que investiga las carreteras y su impacto en los animales
Recientemente, un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Concordia University of Montreal ha investigado el impacto que tienen estas infraestructuras sobre la vida y la supervivencia de aves y mamíferos. Según este estudio, las carreteras fragmentan y deterioran el medio natural impidiendo en muchos casos que estas especies puedan sobrevivir.
Aurora Torres, investigadora principal del proyecto, destaca varias causas:
La mortalidad que supone el atropello de los animales que intentan cruzar las carreteras.
El “efecto barrera” que supone este tipo de infraestructuras para los animales, provocando un progresivo aislamiento para las especies y una pérdida de diversidad genética.
Deterioro del hábitat natural de las especies animales.
En España, según nos informa Mar Gulis del CSIC, la situación es paradójica. Encontramos una situación dual en la que existen zonas prácticamente despobladas y alejadas de las infraestructuras humanas en las que los animales no tienen muchos problemas, y la región mediterránea, una de las de mayor biodiversidad de la Tierra, en la que se ha producido un urbanismo agresivo.
Los autores del estudio, según los análisis pertinentes, estiman que el 98% de hábitat de los mamíferos y el 55% de las aves se ve afectada por el impacto de las carreteras. Además, los modelos nos avisan de una disminución de la población del 47% para los mamíferos y de un 22% de las aves con respecto a un modelo ideal sin este tipo de infraestructuras.
Con este estudio se pretende proporcionar una herramienta a la hora de diseñar este tipo de infraestructuras y alertar a los nuevos países en vías de desarrollo, en los que en los próximos 40 años se construirá el 90% de las carreteras, de la posible pérdida de biodiversidad que ello conlleva.